Violentas manifestaciones antigubernamentales se extienden en Haití, donde la oposición incrementa sus esfuerzos para forzar la renuncia del presidente Jean-Bertrand Aristide, mientras el norte del país escaba al control del gobierno.
El gobierno acusó a la oposición de favorecer un golpe de Estado contra Aristide.
Las Naciones Unidas, Francia y la Organización de Estados Americanos (OEA) hicieron un llamado para detener los enfrentamientos en Haití, que ya provocaron 40 muertos desde el jueves.
GUERRA CIVIL
De hecho, varias regiones del norte del país están, desde el fin de semana último, expuestas a la anarquía, con disparos y saqueos. En una decena de ciudades de relativa importancia, los policías huyeron de las comisarías, asaltadas e incendiadas.
Refuerzos policiales enviados desde Puerto Príncipe fracasaron el lunes en su intento de retomar el control de la ciudad de Saint-Marc, a 96 km al norte de la capital, según residentes de la misma. Desde el fin de semana dos bandas armadas rivales se enfrentan en esa ciudad de 160,000 habitantes, donde se erigieron barricadas con fuego.
La Policía llegó para ayudar a los militantes del partido Lavalas (en el poder), del movimiento local "Balai Rouzé", y someter a los rebeldes.
También se produjeron enfrentamientos y disparos en la noche del domingo hasta el lunes en Cap-Haitien (norte), la segunda ciudad del país.
En Puerto Príncipe, la situación también era tranquila, al igual que en Jacme (sureste), donde hombres armados opuestos al gobierno aparecieron al este de la ciudad.
Haití ha estado en crisis desde el 2000, cuando Aristide ganó unas elecciones legislativas que la oposición y la comunidad internacional pusieron en duda.