Cada año es lo mismo. Vuelven las quemas de herbazales, afectando el ambiente veraniego y dejando pérdidas materiales a hogares y empresas cercanas a estos incendios provocados.
Tal es el caso de las quemas en los corregimiento de Juan Díaz, Tocumen y Pacora, así como también en el distrito de San Miguelito y en Panamá Oeste, infiernos que hasta causan accidentes de tránsito que lamentar, como hemos visto en el pasado.
La humareda de los incendios provocados cerca de carreteras impiden la visualización para los conductores, dejando a la mano de Dios tanto a automovilistas como a peatones.
Por más que el Cuerpo de Bomberos de Panamá y las autoridades nacionales hacen alertas y dictaminan normas para evitar la propagación de las quemas, se prosigue con esta mala práctica.
También, las quemas afectan a personas al inhalar el humo, propiciando las enfermedades respiratorias. Los especialistas médicos en Panamá han indicado que la causa directa de que hayan más casos de asma, resfriados, gripe y ataques de bronquitis, es la humareda de estos fuegos.
Los incendios de herbazales suelen degradar el suelo fértil y a la larga deja árido el terreno que los campesinos trabajan con mucho sudor. Por desgracia, esta actividad se ha extendido tanto que hasta las zonas protegidas de la selva panameña, son depredadas por algunos incautos que no saben que destruyen el medio ambiente.
Es hora que los alcaldes, corregidores, la Policía Nacional, el Tránsito y los Bomberos implementen el rigor de la ley contra todos esos irresponsables.