El gobierno intenta frenar el descenso en las encuestas con la profundización de sus programas sociales como el relanzamiento de la Red de Oportunidades que otorga un estipendio mensual a las familias pobres, el Programa que otorga un bono de 100 dólares a los mayores de 70 años carentes de jubilación, la entrega de uniformes y libros para los estudiantes de las escuelas públicas y una beca de 20 dólares mensuales para cada alumno de los planteles educativos.
Ya se observan campañas publicitarias en ese sentido. Lo de los programas para ayudar a los pobres es la línea correcta, pero también debe corrección de rumbo en cuanto a la relación que debe haber con los diversos sectores de la sociedad.
No se puede tener una administración en constante fricciones con los representantes de los diversos actores de la sociedad panameña. El país requiere un gobierno que ejecute grandes proyectos en vez de uno que tenga vocación de peleador callejero buscando bronca con todo el mundo.
Los funcionarios deben entender que ya se acabó la llamada luna de miel que se le concede a toda nueva administración y ahora se esperan resultados. Sólo una acción eficiente y rápida podrá impactar sobre la opinión pública, que reclama más que todo respuestas, en vez de polémica.
Durante la pasada campaña, la cúpula del actual gobierno supo identificar lo que quería la población, pero ahora parece que se han divorciado un tanto de la realidad y no están en sintonía con las exigencias de la llamada sociedad civil.
A corto plazo se debe corregir el rumbo, reforzar la ejecución de las acciones del gobierno y disminuir el espíritu de confrontación, porque para marzo ya se esperan las primeras movilizaciones contra el mandatario Martinelli.
