VARIEDADES


Palabras de advertencia

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Max Haines

Stan Graham de Koiterangi, Nueva Zelandia, tenía un carácter desagradable. Casi todos en la zona lo dejaban solo. Stan, su esposa y dos hijos vivían en una granja lechera. Aunque sus vacas estaban bien cuidadas, Stan dejó que su planta de ordeñe se deteriorara hasta el punto que la central lechera local no aceptó sus productos. Quizás la gota final fue en 1941 cuando las autoridades de salubridad cerraron su establo.

Desde ese momento en adelante Stan creyó que todo el mundo estaba en su contra. El mundo estaba conspirando para arruinarle la vida. En varias ocasiones durante el año siguiente amenazó a otros granjeros, conocidos de negocios y en especial, a sus vecinos, de quienes afirmaban que le estaban envenenando sus vacas.

El 8 de octubre de 1941, un granjero local, Anker Madsen, pasaba con su bicicleta frente a la casa Graham. Stan le ordenó que se detuviera. Cuando Madsen no lo hizo, el furioso granjero recogió un rifle y tomó puntería. Stand estaba listo para tirar, cuando un auto paró entre él y Madsen. El momento pasó y no sucedió nada.

Madsen que informó del incidente a la Policía. El policía E.M. Best condujo hasta la granja e intentó poner algo de sensatez en la cabeza del hombre.

El agente Best volvió a los cuarteles centrales e informó de su falta de éxito en poner algo de sensatez en la cabeza de Stan. Todos estuvieron de acuerdo en que algo debía hacerse antes que la situación se les escapara de las manos. El policía Best, el Sgto. W. Cooper y los policías F. W. Jordan y P.C. Tulloch condujeron hasta la granja. Cooper y Best charlaron con Stan, quien parecía haberse aquietado. Nombró a los granjeros de quienes afirmaba que le estaban envenenando las vacas. Los oficiales se fueron para interrogar a estos granjeros, quienes negaron por completo haber estado cerca de las vacas de Stan. Regresaron a la granja de Stan.

Esta vez Stan recibió a la policía en el frente de la casa. Se le dijo que no podía andar por ahí amenazando gente. Le pidieron que entregara todas las armas que ellos sabían que había en la casa. Stan corrió a la cocina y reapareció en segundos llevando un rifle. La señora Graham intentó intervenir. Fue hecha a un lado. Copper agarró el caño del rifle. Stan disparó, baleando a Cooper en el brazo.

Los dos oficiales, Tulloch y Jordan, quienes se habían quedado fuera del portón, vinieron corriendo. Stan tiró dos veces, dándoles a ambos hombres mientras entraban a la casa. Ambos cayeron muertos al piso. Best le imploró al hombre que dejara de tirar. Ignorando sus súplicas. Stan tiró, hiriendo al policía en la mano.

Best, no sabiendo si sus camaradas estaban vivos, se inclinó sobre los hombres caídos. Stan con toda calma baleó a Best en la espalda. Cooper intentó escapar a la carnicería. Corrió fuera de la casa y por un sendero que llevaba al camino. Stand tomó cuidadosa puntería y le disparó mientras corría. Cooper cayó muerto en el camino. Stan fue hasta el cuerpo inmóvil del oficial y tiró otro balazo en su cuerpo.

De los cuatro oficiales que habían llegado a la granja, solamente uno estaba todavía con vida. El agente Best, aunque seriamente herido e indefenso, nunca perdió la consciencia. Le rogó al pistolero que llamara a un médico. Stan estuvo de acuerdo, pero sólo si Best firmaba una declaración confesando que la policía estaba tras de Stan para matarlo. Le ordenó a su esposa buscar papel y lápiz y escribir, "Yo, E.M. Best, intenté matar a Stand Graham". Best firmó el documento.

Stand abruptamente dejó la casa, pero permaneció en el patio. La señora Graham corrió desde la casa para encontrar a un médico. Los vecinos y transeúntes fueron atraídos por el ruido del tiroteo y los gritos histéricos de la señora Graham pidiendo asistencia médica. La mayoría pensó que había ocurrido alguna clase de accidente.

Un vecino, el señor Hornsby, reconoció el sonido de armas de fuego. Corrió hacia la casa, llevando un rifle. Stand lo divisó y le gritó, "Deja caer el rifle!" Hornsby hizo lo que se le decía. Preguntó: "�Qué demonios ocurrió aquí?" y no recibió respuesta. Otro vecino, el señor Ridley, corrió al patio. Viendo cuerpos en el piso, comprendió la situación y recogió un rifle. Stan le espetó, "�Vas a dejarlo?" Ridley respondió, "No". Con esto Stan disparó. Ridley se desmoronó en el suelo, seriamente herido. Sin que el asesino se lo dificultara, Hornsby cargó a Ridley afuera hasta un auto.

Stan recogió comida, armas y municiones y se fue a los bosques cercanos a la granja. Para entonces se había corrido la voz. Un loco estaba matando oficiales de policía y a cualquiera que se pusiera en su camino. Llamaron a la Home Guard, la milicia voluntaria local. Junto con la policía convergieron en la granja y rodearon los bosques. Mientras caída la noche, varios hombres de la Home Guard fueron apostados en la casa de Stan en caso que el asesino retornara.

Con toda seguridad, tan pronto como se puso oscuro el trastornado hombre apareció ante dos sorprendidos guardia, Gregory Hutchison y Leo Hagar. Sin dudas, Stan abrió fuego. Hutchison fue alcanzado mientras Hagar se zambullía buscando reparo. El tiroteo fue oído por el guardia Mar Coulson, quien estaba apostado fuera de la casa. Coulson corrió hacia la casa y atravesó la puerta del frente. Stan lo derribó de un solo tiro. Coulson se arrastró unos pocos metros, pero luego quedó quieto. Estaba muerto.

Una horda de guardias convergieron en la casa, pero Stan se había retirado a los bosques. Dos días después del tiroteo, Gregory Hutchison murió de sus heridas en el Westland Hospital. En total, se emplearon 30 oficiales de policía y 150 guardar en la búsqueda de Graham. En un momento dado, se usaron dos aeroplanos en la cacería. La partida recibió órdenes de tirar a matar si divisaban a Stan. Las granjas aisladas fueron evacuadas. Montones de granjeros se unieron a la cacería.

La Policía revisó la zona y descubrieron a Stan, quien estaba fuertemente armado. Un oficial tomó puntería y disparó. Stan cayó al suelo. Mientras yacía allí, en obvio sufrimiento, gritó, "�No tiren de nuevo! Estoy acabado".

Stan fue llevado rápidamente al Westland Hospital, donde murió durante la noche con su esposa y un sacerdote a su lado. Trágicamente, el Sr. Ridley murió de sus heridas algún tiempo más tarde.

El demente de Koiterangi había tomado ocho vidas durante su masacre sin sentido. Tan indignados estaban los ciudadanos de la zona que quemaron la granja de los Graham hasta los cimientos.

 

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