Saber es poder, esta frase se acuñó en las mentes de nuestros padres, quienes con mucho esfuerzo pagaron nuestros estudios para que no tuviésemos que pasar privaciones como ellos. Ellos, independientemente de la instrucción que nos dieran en la escuela, dedicaban horas para explicarnos las diversas materias. Si en caso tal no conocían la clase, buscaban la forma de enterarse del contenido de la misma, para hacernos la vida más fácil.
A pesar de todo ese buen ejemplo, hay quienes olvidan lo que en su casa vivieron y una vez dentro del mercado laboral, invaden el ambiente con un espíritu de mala fe, de no ayudar a los demás. Estos casos se viven dentro de algunas empresas cuando llega un empleado nuevo, al cual miran con desagrado, pues piensan que ése le va a quitar el puesto a alguien.
Palabras como "el maestro no puede enseñarle todo al alumno, porque lo destrona", son el pensamiento de estas retrogradas personas, que sienten que pueden perder su trabajo, puesto que el "nuevo" lo puede superar. Tanto en las oficinas públicas como privadas se ven de igual forma estas situaciones, cuando contratan a un nuevo empleado lo miran con desdén y no le quieren decir dónde se archivan los papeles o dónde queda algún departamento. Para los que piensan de esa manera, el mensaje es este, nadie le quita nada a nadie, la competencia está dentro de uno mismo; si alguien lo supera en su trabajo es porque usted no ha querido dar lo mejor de sí. |