"�Pica, gallo!". El vítor retumbó en los alrededores de la Plaza de la Independencia, en San Felipe, cuando seis fornidos miembros del Servicio de Protección Institucional, de la Guardia de Honor, sacaron de la Catedral Metropolitana el féretro con los restos del ex vicepresidente de la República, Guillermo "Billy" Ford.
En cuestión de segundos, las escalinatas del templo y sus laterales quedaron sin espacio para un alfiler. La aglomeración de los asistentes al sepelio del hombre ícono de la democracia apareció como las aguas de la marea: repentinamente.
�Viva, Crítica en Línea, viva!
"�Viva 'Gallo Ronco'!, �viva 'Billy'!, �viva!"... Las animaciones en medio del pesar eran lanzadas por los civilistas que asistieron al funeral, quienes acompañados por el sonido de un cucharón estrellado contra un viejo sartén coreabann porras como "�Se siente, se siente, 'Billy' está presente!".
Mientras una cortina de pañuelitos blancos se agitaba en los alrededores, el ataúd era subido al carro bomba de la Compañía del Cuerpo de Bomberos N.� 4, bordeado con crisantemos blancos. Hasta los ministros Alberto Vallarino y José Raúl Mulino recordaron la época de la Cruzada Civilista y agitaron pañuelos en la entrada de la Catedral.
Los presentes también lanzaban crisantemos blancos sobre el féretro cubierto con la Bandera Nacional. Eran las 12:30 de la tarde cuando comenzó el cortejo hacia Parque Lefevre, donde se llevarían a cabo los servicios de cremación, pero el cielo estaba gris. Y así se mantuvo durante toda la jornada.
El día había amanecido opaco, con poca filtración de rayos solares. Tempranito, los rasos guayacanes que adornan la Plaza acogieron a unos pocos civiles comunes que circulaban esperando la llegada del féretro, a las 8: 00 a.m., y guardando tiempo para acompañar la caravana fúnebre programada para el mediodía.
Poco a poco, el lugar se fue llenando de unidades del Cuerpo de Bomberos, del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) y otros funcionarios y miembros de la clase política, entre ellos los ex presidentes Mireya Moscoso, Martín Torrijos, Ernesto Pérez Balladares (ambos con sus respectivas esposas); la gobernadora Mayín Correa; el ex ministro Juan B. Chevalier; y altos rangos del Cuerpo de Bomberos de Panamá, entre otros.
Gisela Díaz, una civilista "de pura cepa" dijo presente recordando estampas de la época de la Cruzada, cuando recorrían las calles sonando pailas, sartenes y ondeando pañuelos blancos.
Con un sartén ennegrecido por el uso y un cucharón de mango rosado, emparchado con cinta adhesiva, sonaba cada diez minutos los instrumentos y se paraba frente a la entrada de la majestuosa iglesia.
Juan Acosta Isturaían, quien fue escolta de "Billy" Ford, también se contó entre los presentes y, desde una esquina de la aglomeración, observaba el ir y venir de asistentes trajeados.
"Me siento triste porque se fue mi jefe, pero al mismo tiempo feliz, porque sé que está en un lugar seguro", comentó.
Una solitaria bandera del Partido Panameñista ondeaba entre las filas de las escalinatas del templo. Ninguna del Molirena, gremio al que perteneció el viejo político también conocido como "Gallo Ronco".