Hernán Enrique Jiménez es un chico de 25 años que se abrió paso en el mundo de la música por su perserverancia y amor a este arte.
Makano es el nombre de este chico que nos confesó haber sufrido en dos ocasiones. Su fórmula para sanar el corazón es escribir una canción y seguir hacia adelante.
"Lo prefieres a él o te quedas conmigo" y "Traición", cuyo coro dice: ".. Porque tú no eres la única mujer que existe en este mundo".., son los dos temas con que alivió sus dolencias.
Nacido el 7 de mayo, asegura que su mujer ideal es aquella "que me apoya, que confía mucho en mí, no discute por tonterías y con la que tenga mucha química", afirma. En lo físico no tiene preferencia.
Hijo mayor de Camilo Jiménez y Alicia Ramos, su look ha dado un cambio de 180 grados. Nayo y Aaron Cárdenas fueron los encargados de darle su apariencia actual, después de un día de trabajo.
Su nuevo color de cabello, sus cejas sacadas y el "flow" que le dan sus lentes son algunos de los detalles corporales en este artista. "Yo estaba nervioso y cuando me miré al espejo dije: "-parezco una misma barbie-", lo peor, confiesa, fue tener que perforarse las orejas.
Lo que más le agrada es ver televisión, escuchar música, pasar tiempo con su hijo Raid Samir, de dos años; y coleccionar baladas de antaño.
"Me la paso escuchando FM Corazón y Estéreo Azul, y cuando escucho una canción que no tengo, me muero por buscarla y conseguirla. Tengo 2 mil y pico de baladas coleccionadas".
Otro de sus hobbies son las películas de acción, en especial la que protagonizan Nicolas Cage y Sandra Bullock.
En su rutina de belleza solo se cuentan los faciales, los accesorios como lentes, pulseras y relojes, las zapatillas negras y blancas.
"Quisiera ser recordado como una persona sencilla, que le escribió al amor", es la petición de este joven intérprete.
De no ser cantante, sería arquitecto o ingeniero, carrera que estudió hasta segundo año de la Universidad y que espera seguir más adelante.
De su cuerpo odia su barriga, porque a pesar de sus dietas, de vegetales y pollo, su rutina en bicicleta estática o sus salidas a correr, no puede bajarla; del resto está contento.
Su mayor defecto considera ser inseguro y nervioso, pero tiene como virtud ser amigo de sus amigos. "Me gusta tener muchos amigos y escuchar sus problema porque no me canso y tengo toda la paciencia del mundo. Además me ayuda a componer", confiesa Makano.