Luego de una exhausta investigación que realizó la Universidad de Valladolid en España, se descubrió que aumentar la ingesta de calcio, procedente de la leche, puede reducir los depósitos orgánicos de grasa.
Este estudio no es el primero que apunta al calcio como regulador lipídico. Ya había otros trabajos científicos que habían observado una asociación inversa entre el peso corporal y la ingesta de calcio y por estudios epidemiológicos que habían puesto en evidencia que el calcio de la dieta puede desempeñar un posible papel en la regulación de las reservas adiposas, sobre todo si el calcio procede de la leche y de productos lácteos.
Además, esta dieta tampoco causa alteraciones notables en el peso de otros órganos principales como el corazón, el hígado y el riñón, aunque sí disminuyó la concentración de triacilglicéridos en el hígado.