Panamá salvó de la debacle los Juegos Deportivos Centroamericanos y, al mismo tiempo, a la Organización Deportiva Centroamericana (ORDECA), entidad dueña de esta cita regional que es parte del ciclo olímpico.
Estos Juegos --que vienen dando tumbos desde los albores del Siglo XXI a causa de las serias diferencias entre la dirigencia deportiva del área-- paulatinamente caminaban hacia el colapso total debido, primero, a la ineptitud de los miembros de la ORDECA -que preside el panameño Melitón Sánchez- y, segundo, a la falta de interés de los gobiernos de la región por apoyar (100%) una cita deportiva devaluada.
Entonces, por obra y gracia de los cielos, aparece el Gobierno panameño y se lanza a la "aventura insólita" de "rescatarlos" en su IX edición, en la que Guatemala -líder del medallero histórico- desistió participar alegando "falta de seriedad".
Recordemos que los Juegos Centroamericanos, en su VIII versión, celebrados en el 2006, fueron un espectáculo bochornoso marcado por la improvisación y una evidente desorganización en todas las subsedes.
En aquella ocasión, lo que quedó claro es que, para que estos Juegos no desaparezcan del ciclo olímpico, los gobiernos de la región tendrán que tomar en serio el deporte y habrá que renovar a la ORDECA, una entidad plagada de ineptos sin credibilidad alguna. Pero, como las lecciones no se aprenden de la noche a la mañana, allí, en la ORDECA, aún tenemos a los mismos compinches de siempre que, desde hace más de 20 años, vienen siendo protagonistas de escándalos en el olimpismo internacional: hablamos de personajes como el tico Jorge Nery Carbajal y el panameño Melitón Sánchez, ambos -bajo un aura de supuesta corrupción- fueron sacados casi que a la fuerza de las presidencias de sus respectivos Comités Olímpicos Nacionales (CONs).
Pero allí están, ambos, aún mandando. Bueno, así de mal funciona eso que llaman Movimiento Olímpico.