MENSAJE
Culpable 176 veces
- Hermano Pablo
Costa Mesa, California
El vocero del jurado se puso
de pie. Tenía que leer el veredicto en el juicio contra Julio González.
Leyó primero el cargo: "Asesinato". Inmediatamente después
pronunció la palabra fatal: "Culpable". Luego, con lentitud
desesperante leyó otro cargo, y otra vez pronunció el veredicto:
"Culpable".
Así fue leyendo cargos y pronunciando el mismo veredicto 176 veces.
A Julio González lo hallaron culpable de 87 asesinatos, con doble
culpabilidad por cada uno. En marzo 25 de 1990 González había
prendido fuego a un salón de baile en Nueva Yorkl, y el incendio
había provocado la muerte de 87 personas.
Es difícil imaginar lo que habrá sido para Julio González
oír ese martilleo continuo de la palabra "culpable". Alguien
dijo que era como una puntilla que se clavaba en el féretro mismo
del hombre.l Que a uno le digan "culpable" una vez es ya algo
como para desmayarse. Pero que se lo digan 176 veces es como para no querer
seguir viviendo. Sin embargo, la ley exigía que se detalalra por
separado cada cargo, y que se pronunciara, por cada uno, el mismo veredicto.
Así también será en el juicio final ante el Gran
Trono Blanco de Dios. Podemos imaginar lo que será juzgar a millones
y millones de personas, detallando los pecados de cada uno de ellas, y pronunciando
para cada una, con monotonía desesperante, la palbra "culpable",
" culpable"...y así hasta el infinito.
La Biblia dice que todos los seres humanos comparecerán ante el
Tribunal de Cristo. Dice también que serán abiertos unos libros
donde están registradas las obras de cada uno. Además dice
que será abierto "el libro de la vida", y el que no esté
en ese libro será juzgado por lo que está escrito en los otros
libros. Y el veredicto será fatalmente, "culpable". Y el
cartigo final será, también inevitablemente, "el lago
de fuego" (Apocalipsis 20:11-15).
Sin embargo, el nombre ce cada uno de nosotros puede ser escrito en ese
"libro de la vida". La verdad es que Dios quiere que así
sea. Por eso mandó dios a su Hijo Jesuscrito al mundo, y por eso
Cristo se entregó a sí mismo en sacrificio pleno hasta la
muerte. Las palabras de Jesús fueron: "El Hijo del hombre no
vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate
por muchos" (Mateo 20:28).
¿Cómo logramos ese rescate? Hay una sola manera: aceptando
con fe sincera la eficacia de la muerte de Cristo para salvarnos, y recibiéndolo
como Señor y dueño de nuestra vida. Así aseguramos
que nuestro nombre quede escrito en el libro de la vida, y por consiguiente
que jamás se nos podrá hallar culpables. Abrámosle
nuestro corazón a Cristo.
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