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El Papa también presidirá la vigilia de hoy.  |
El Papa Juan Pablo II confesó ayer Viernes Santo a 10 católicos en la Basílica de San Pedro, preocupado por la situación en Irak y las víctimas de la guerra. El débil pontífice de 82 años llegó en silla de ruedas a la basílica, a bordo de un vehículo, y sus ayudantes le ayudaron a entrar en un confesionario de caoba, cercano al altar mayor. Estuvo sentado durante una hora, escuchando las confesiones de cuatro hombres y seis mujeres de seis nacionalidades. Al partir, se volvió a la multitud de varios cientos de personas reunidas fuera del confesionario que le deseaban Felices Pascuas'' en italiano.
Para la tarde, el Papa tenía planeado oficiar una liturgia de Viernes Santo en la basílica para conmemorar la pasión y muerte de Cristo. Pero el acontecimiento más importante será la procesión de la noche en el antiguo Coliseo de Roma, rito que simboliza el camino de Cristo hacia su crucifixión.
Juan Pablo solía cargar una cruz de madera durante todo el recorrido, de un kilómetro, pero dejó de hacerlo hace un par de años debido a su dificultad para caminar. En un indicio de la solidaridad del Papa con las víctimas de la guerra, una familia iraquí fue seleccionada para cargar la cruz en un trecho del recorrido, informó el Vaticano.
También fueron seleccionados la viuda y el hijo del médico Carlo Urbani, de la organización Mundial de la Salud en Italia, quien alertó por primera vez al mundo sobre la existencia del síndrome respiratorio agudo severo, SARS, en Hanoi, y que murió a consecuencia de la enfermedad el 29 de marzo. Antes de la guerra, Juan Pablo expresó en repetidas ocasiones su oposición al conflicto, y desde entonces ha expresado su preocupación por las víctimas. |
