MENSAJE
Mañana saldrá el sol
- Hermano Pablo
Costa Mesa, California
Primero lo desarmó.
Separó su cuerpo en cuantas piezas pudo. Después cavó
zanjas y hoyos en casi todo el perímetro de su granja. Luego, con
un esmero minucioso y de modo que no se viera, enterró cada pieza
cuidadosamente envuelta en plástico. No le quedaba más que
esperar. Era el año 1955.
Treinta y seis años después, Calin Florea, campesino de
Rumania, comenzó a desenterrar cada una de esas piezas. Recuperó
el cuerpo íntegro, lo armó de nuevo y comenzó otra
vez a trabajar con él en su tierra. El cuerpo que había desarmado
y enterrado era un tractor que él no quería perder.
"Cuando los comunistas entraron a Rumania explicó Calin-,
no quise que se apoderaran de mi tractor. Ahora que se fueron, lo desenterré."
El tractor era una máquina alemana, marca Lanz, de calidad superior.-
El gobierno comunista estaba requisando toda maquinaria agrícola,
y el hombre no quería perder la suya. El trabajando de noche, lo
desarmó y lo enterró. Ahora, a los 72 años de edad,
pero feliz, seguía labrando su tierra.
Hay un espíritu invencible en el ser humano que lo hace luchar
hasta la última hora. Todo hombre tiene esperanza. Nadie piensa que
su última ilusión se apagará. Hay dentro de cada persona
una fe inquebrantable que le dice que nunca hay que dejar de soñar.
Cuando el comunismo se apoderó de Rumania, entró con un
régimen totalitario. Todo llegó a pertenecer al régimen.
Calin Florea, habiendo visto lo que sucedió en otros lugares, concibió
la idea de desmantelar totalmente su tractor y esconderlo bajo tierra. El
no tenía la más mínima idea de cuánto tiempo
tendría que permanecer escondido su tesoro. No podía siquiera
estar seguro de que no se descubriría. Pero dentro del corazón
de todo ser humano está esa indomable fe que le dice que algún
día la situación cambiará.
Paso lo que pase, no nos soltemos de ese último hilo de esperanza.
La vida, ciertamente, tiene sus ciclos. A veces no podemos imaginar cómo
saldremos de esta o aquella situación, pero mientras queda todavía
resuelto dentro de nuestro pecho, hay esperanza. No la perdamos por nada
en la vida.
Esa fe es una gracia que el ser humano recibe de Dios. Cuando tenemos
fe en el poder, en la gracia y en el amor de Dios, somos invencibles. Nunca
perdamos la fe. No nos soltemos de ella. Hagámonos El nunca nos abandonará
Y recordemos que mañana nuevamente saldrá el sol.
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