Martes 20 de abril de 1999

 








 

 


MENSAJE
Mañana saldrá el sol

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

Primero lo desarmó. Separó su cuerpo en cuantas piezas pudo. Después cavó zanjas y hoyos en casi todo el perímetro de su granja. Luego, con un esmero minucioso y de modo que no se viera, enterró cada pieza cuidadosamente envuelta en plástico. No le quedaba más que esperar. Era el año 1955.

Treinta y seis años después, Calin Florea, campesino de Rumania, comenzó a desenterrar cada una de esas piezas. Recuperó el cuerpo íntegro, lo armó de nuevo y comenzó otra vez a trabajar con él en su tierra. El cuerpo que había desarmado y enterrado era un tractor que él no quería perder.

"Cuando los comunistas entraron a Rumania ­explicó Calin-, no quise que se apoderaran de mi tractor. Ahora que se fueron, lo desenterré."

El tractor era una máquina alemana, marca Lanz, de calidad superior.- El gobierno comunista estaba requisando toda maquinaria agrícola, y el hombre no quería perder la suya. El trabajando de noche, lo desarmó y lo enterró. Ahora, a los 72 años de edad, pero feliz, seguía labrando su tierra.

Hay un espíritu invencible en el ser humano que lo hace luchar hasta la última hora. Todo hombre tiene esperanza. Nadie piensa que su última ilusión se apagará. Hay dentro de cada persona una fe inquebrantable que le dice que nunca hay que dejar de soñar.

Cuando el comunismo se apoderó de Rumania, entró con un régimen totalitario. Todo llegó a pertenecer al régimen. Calin Florea, habiendo visto lo que sucedió en otros lugares, concibió la idea de desmantelar totalmente su tractor y esconderlo bajo tierra. El no tenía la más mínima idea de cuánto tiempo tendría que permanecer escondido su tesoro. No podía siquiera estar seguro de que no se descubriría. Pero dentro del corazón de todo ser humano está esa indomable fe que le dice que algún día la situación cambiará.

Paso lo que pase, no nos soltemos de ese último hilo de esperanza. La vida, ciertamente, tiene sus ciclos. A veces no podemos imaginar cómo saldremos de esta o aquella situación, pero mientras queda todavía resuelto dentro de nuestro pecho, hay esperanza. No la perdamos por nada en la vida.

Esa fe es una gracia que el ser humano recibe de Dios. Cuando tenemos fe en el poder, en la gracia y en el amor de Dios, somos invencibles. Nunca perdamos la fe. No nos soltemos de ella. Hagámonos El nunca nos abandonará Y recordemos que mañana nuevamente saldrá el sol.

 

 

 

 

 

CULTURA
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