Grande entusiasmo experimentó el pueblo frente panameño al impacto producido por el informe concerniente a la República de Panamá que avanza a la vanguardia, marcando el compás en el ámbito de los países latinoamericanos, considerando el magnífico repunte de 11.2% en su economía.
Son éstos los típicos tiempos de abundancia que denotan el saneamiento de las arcas pública vistas al tenor de los ahorros cautelosos y normativos, directores presentes del estado de las fortunas ordenadas. Crecimientos a niveles secuentes y extraordinarios, guiados por un proceso rítmico de repuntes acelerados y pronunciados desde el año 2002, demostrando el proceder ambicioso, continuo y progresivo del 6.5%, incremento notorio sostenido en la fiscalización dedicada y cuidadosa en el trato de los ingresos y egresos de los caudales económicos.
Este tipo de consulta demostrable de los hechos fabulosos antes descritos son el saldo de actividades superlativas que meten hombros para que se dé el portento fenómeno matemático-analítico, entre ellas: las portuarias, el impulsivo despunte de la industria de la construcción, el hospitalario y sensitivo turismo, y la tosca explotación minera, abriendo los canales retributivos que mancomunados obran en función de axiomas naturales que trabajan como dogmas de la experiencia en dirección hacia la fortificación económica.
La patria reclama de la gente con deseos de trabajar, poseídos del buen estado de ánimo, vehículo restaurado que puede hacer cambiar el hombre hacia los predios de las sustantivas bonanzas.
Tenemos que poner a trabajar el dinero, el billete asentado, gozoso y retozón de salud no produce nada, urge inyectarle incentivos persuasivos que contribuyan como ases energéticos al dinámico progreso de cada uno de los habitantes de nuestra amada patria.
