�ltimamente en Panamá, impera la mala crianza en los momentos más importantes de los niños. Y, es que a la hora de educar a los hijos muchas veces impera el machismo. "El que pega primero, pega dos veces", con refranes como este, se comienza a perder a un ser humano de paz, que en vez de conversar con sus semejantes, lo primero que hará ante cada dificultad, será lanzar una trompada, una patada o porque no, dispararle a la cabeza a su amiguito.
Cuando un papá, abuelo o tío, le dice a un pelaíto, usted es un macho y no quiero que nadie me venga con el cuento que lo vieron llorando en la escuela por una caída o por un regaño de la maestra, recuerde mijito: "Los hombres no lloran, �carajo!". No es por nada, pero sospecho que al momento de semejante arenga tan imbécil, lo primero que hace el zambito es unir el entrecejo, sacar el pecho y caminar como un matón, pensando en la oportunidad de darse un trancazo con la punta del pupitre delante de todo el salón, para recoger tranquilamente los dientes de leche y sin chistar sentarse en su banquita.y que el resto, sobre todo las muchachas, vean que es un varón. Lo malo es que muchos de estos malcriados llegan a ser maleantes connotados políticos de renombre y hasta gobernantes.
"Vá porque vá", han sido respuestas de este fracasado gobierno, ante los cuestionamientos y resistencias de la ciudadanía, frente a la ejecución de una trastada específica (palazos en la Presidencia a los familiares de los envenenados con la ponzoña para la tos). Por ahí, con ese estrecho concepto de los panameños igualitos al gobierno, sin ser humanista, me atrevería a decir que aquí las cosas se dirimen siempre: "De Fidanque a Toledano" y por eso podríamos vernos envueltos en una guerra total como las incontrolables asonadas de los pandilleros barriales. La dinámica de la ley del más fuerte crece.
Eso de invitar a dialogar para luego hacer lo que le da la gana y jugar vivo como este gobierno, ayudará a que a nadie le importen las ideas de los demás. Que prevalezca entonces la buena crianza a la hora de educar a nuestros niños.