Es uno de los santos más populares y queridos del santoral católico, su fama se debe a la corta edad en que sufrió el martirio, pues murió a los 14 años.
De niño quedó huérfano y viajó a Roma con un tío, donde quedó prendado con la fe cristiana, la cual adoptó con gran devoción.
Por aquellos tiempos, el emperador Diocleciano perseguía a todos los cristianos. El joven fue descubierto y condenado a morir decapitado un 12 de mayo del 305. Los cristianos se hicieron cargo de su cuerpo al sepultarlo.
La devoción a San Pancracio se fue propagando a lo largo de los años por Occidente e incluso en Oriente, en parte a la narración de su pasión que fue redactada antes del siglo IX. Dos atractivos hay en el santo que ayudaron a su veneración: la pronta edad de su martirio y los milagros que por su intercesión le fueron atribuidos.
Para muchos seguidores, su mayor virtud es conseguir trabajo y conceder buena salud a quien le profesa su fe.