El Ejecutivo ha convocado hoy a una reunión con representantes de la sociedad civil para limar las asperezas que han surgido sobre todo por declaraciones desafortunadas de diversos voceros del gobierno.
Los encargados del poder deben entender la necesidad de la existencia de los medios de comunicación social, la oposición y la sociedad civil. Cada uno de esos grupos ejercen papel fiscalizador y un buen administrador debe prestar atención, para corregir cualquier rumbo equivocado.
La participación ciudadana ha cambiado conforme avanzan los años; de la protesta se ha pasado a la propuesta. Por eso los gobiernos no deben ver como una amenaza los reclamos de rendición de cuentas y exigencias de información, que a la postre son vitales para el debate constructivo.
La acción de la sociedad civil no sustituye ni disminuye la función propia del gobierno, sino que debe ser un mecanismo para tratar de influenciar las decisiones de las instancias gubernamentales para favorecer el mayor beneficio colectivo y no de intereses particulares.
Ojala que hoy se desarrolle un diálogo franco y productivo entre Ejecutivo y la dirigencia de la sociedad civil, con un compromiso de respeto y que no sea una mera reunión para apaciguar ánimos y lograr una fotografía que pueda ser explotada momentáneamente por los especilistas de mercadeo político.