Los inquilinos del residencial Centenario -ubicado donde antes estaba la antigua terminal de transporte hacia el interior del país- se quejan de la mala calidad con que construyeron los edificios, provocando ahora el temor de los residentes.
Hace casi un año que los edificios fueron entregados y ya las paredes presentan severas rajaduras. Las baldosas de algunos apartamentos se han levantado en su totalidad, y comentan los quejosos que los problemas con la electricidad y plomería no cesan.
Los residentes de las dos torres que componen el edificio No 7, indican que en el complejo no se contempló una piscina, pero cuando llueve ellos tienen una donde niños se pueden bañar corriendo el temor de enfermar y todo se debe a la falta de un buen desague pluvial que provoca que el agua se estanque en el pasillo que une ambas torres.
El Complejo Residencial centenario se compone de 8 edificios, donde viven aproximadamente unas dos mil familias dividias en unos 300 apartamentos, y no hay una sola torre que no presente algún daño o problema.
Los moradores indicaron que la compañía encargada de la obra les dio una garantía de tres años, que indicaba que sólo se aceptarían reclamos si se presentaban daños en la edificación. Para los propietarios no habían pasado ni la primera etapa cuando ya los edificios presentaban problemas. Hay personas que ni siquiera habían recibido las llaves de sus apartamentos y estaban reclamando a la empresa sub-contratista por daños en las infraestructuras.
Los edificios son parte de un programa de solución habitacional del MIVI, pero fueron ejecutados por una empresa de construcciones, que no se ha querido hacerse cargo de los daños presentados en las infraestructuras.
Hasta el momento, sólo ha dado respuesta a un 50 % de las los apartamentos y los que han sido evaluados y reparados, nuevamente tienen los mismos problemas de rajaduras y filtraciones de agua.
El edificio más afectado es el No 5 en sus tres torres; especialmente los apartamentos que se encuentran en el último piso, porque fuera de todas las inquietudes que tienen, deben someterse a las filtraciones de los tanques de reserva del agua y temen por sus vidas, pues las rajaduras son más grandes.
Hay familias que en tiempos de lluvia no pueden dormir en las recámaras, porque las filtraciones son tan fuertes que parece que llueve más dentro que fuera. En uno de los apartamentos reside un agente de la Policía, quien alega que cuando llueve prefiere quedarse en su trabajo, porque cuando hicieron la solicitud no le indicaron que cuando llovía tenían acceso a una cascada en la puerta de sus hogares.
Ahora los moradores piden a las autoridades agilicen las soluciones; y si no, se verán en la necesidad de tomar otras medidas de presión, como el cierre de la Avenida Balboa, o un piqueteo frente a la constructora.