TEMAS DE ACTUALIDAD
Ministerio
u hotel... esta es la incógnita
Vladimir Berrío Lemm
Colaborador
Mientras dictábamos
clases la última semana, y leyendo la prensa escrita,
vemos que a raíz de un artículo aparecido en un
medio el 17 de noviembre pasado, han surgido otros artículos
antagónicos en sus posiciones. Se trata de la puesta en
valor y uso definitivo del conjunto de inmuebles al lado de la
Iglesia de San Francisco, en el Caso Antiguo, que sirvieron de
sede de colegios como La Salle, Javier, San Agustín y
últimamente al Instituto Bolívar.
Una posición dice que es el sitio perfecto para hacer
un hotel con facilidades, del tipo temático-histórico,
que sería una tremenda atracción turística.
La otra posición indica que por la existencia de un templo
colonial (aunque muy alterado) y un salón declarado Patrimonio
de la Humanidad dentro del gran conjunto del Casco Antiguo, este
sitio debería albergar algo serio y oficial, que le diera
valor al Salón Bolívar.
Nos parecen interesantes ambas posturas. Pero una de las dos
debe ser la correcta, pues es imposible fusionarlas para una
postura ecléctica.
Viendo mapas del período departamental, especialmente
de 1855 a 1880, vemos que en este predio existieron 2 hoteles
de madera, mientras que en los dos espacios abiertos y la propia
Iglesia, dormían y practicaban los miembros de la guarnición
del ejército colombiano destacado en Panamá.
Con la vuelta de los Jesuítas a Panamá, logran
que se les adjudique ese predio con Iglesia, e inician una serie
de reformas que lo dejan como lo vemos hoy.
Los jesuítas, lasallistas y agustinos parten a otros
lugares donde construyen sus hermosos colegios. La Iglesia pasa
a los Vicentinos de Paul, y las dos alas del norte, pasan a ser
el Instituto Bolívar, en una de cuyas esquinas se salva
o restaura el Salón del Congreso Anfictiónico convocado
en 1826 por Bolívar, germen del Derecho Internacional
Público Americano y tal vez primera razón de la
posterior Organización de los Estados Americanos.
El Gobierno Federal del Brasil mantiene en custodia perfecta
las actas originales de aquel Congreso. Desean devolverlas a
Panamá, donde se crearon, pero sólo cuando el país
muestre que puede custodiar y dar valor a semejante tesoro histórico.
El Congreso se celebró al lado de la Iglesia. La Iglesia
es colonial aunque alterada. Los edificios colegiales están
en buen estado y más tienen forma de antiguas oficinas
administrativas que de hotel, aparte que sólo las habitaciones
de un lado tendrían una vista parcial de la ciudad de
Panamá, y otras, una vista seca del Pacífico sin
islas ni nada de interés.
Parece lógico que la austeridad del lugar, su carácter
de Patrimonio de la Humanidad, fueran suficientes advertencias
del fin último que le corresponde al inmueble y al conjunto.
Consideramos que en aras del bien común y el prestigio
patrio, es mejor acondicionar las instalaciones para sede permanente
del Ministerio de Relaciones Exteriores, pues así se podrían
hacer actos protocolares y cívicos en sitio honroso y
digno. En derecho, lo accesorio sigue la suerte de lo principal:
sitio histórico, uso histórico, que es igual a
uso oficial.
¡Qué el Estado dilucide sin equívocos!
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