Si nuestros dirigentes deportivos de la actualidad tuvieran derecho o acceso a las medallas en contiendas internacionales, seguro ganarían el primer lugar en "medallas de trapo".�
Nuestros atletas han sufrido en carne propia la presencia de dirigentes que han "vivido" del deporte, pero no debemos generalizar. En su nacimiento, en 1934, bajo la presidencia de Don Roberto F. Chiari, el Comité Olímpico levantó los cimientos de una estructura fuerte, honorable y como caballeros andaluces, defendían los derechos de sus atletas.��
La suerte de aquella dirigencia del pasado acabó. Hoy día, prepotentes y pocos capacitados dirigentes� han arrancado el honor y virtudes de un olimpismo que nació en cuna de oro y bondad.
Aún, en pañales, con tan sólo cuatro años de formación, el Comité Olímpico de Panamá, (COP) en un acto sin precedente, gana la sede de los Juegos Deportivos Centroamericanos y Del Caribe, que se realizarían entre el 5 y 24 de febrero de 1938, en la capital panameña. Hoy, lastimosamente, no podemos decir lo mismo de aquellos caballeros, de caballos cansados, que pusieron al olimpismo y sus atletas en un plano negativo.
�La Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) ha suspedido al COP. �No tendremos bandera, tampoco se escucharán las notas del Himno Nacional. Los nuestros participarán con el emblema de ODEPA y serán figuras sin nación.
�Horrible! Ahora les toca a nuestros atletas vivir otro capítulo triste en la extensa vida de malos momentos deportivos. Son ellos, lo que competirán sin identificación. Pero como siempre, volverán a surgir de las cenizas. Ganarán aunque hayan perdido��� cientos de batallas con la dirigencia deportiva local. Serán grandes, inmensos, luchadores y volverán a decirle al mundo: �Viva Panamá!