EDITORIAL
El Hospital
Santo Tomás en descalabro
El Hospital
"Santo Tomás", obra de avanzada, concebida por
el genio estadista del doctor Belisario Porras Barahona; construido
con los aportes de la estatizada Lotería de Beneficencia,
mostró la majestad monumental de sus líneas inmobiliarias,
para orgullo de los panameños, y críticas de los
opositores, quienes no dudaron en calificarlo de "Elefante
Blanco", en el intento de demeritar el paso social gigantesco
que significó para el vivir popular nativo.
Ahora, después de casi ocho décadas de funcionamiento,
el Hospital Santo Tomás ofrece graves deterioros en sus
estructuras que perdieron presencia, apagaron la espectacularidad
de su diseño y está sometido a carencias múltiples
que lo encaminan al descalabro, la obsolescencia y el desprestigio
público.
Los médicos que laboran en este centro de atención
popular denunciaron con ácido acento las condiciones materiales
y de equipamento que el Hospital ofrece, y en respuesta las autoridades
públicas ofertaron aportes para paliar las dificultades;
sin embargo, tales promesas no materializaron soluciones, fueron
incumplidas, y hoy, las autoridades administrativas deciden suspender
las operaciones electivas, para atender únicamente las
urgencias, realidad que se traduce en la disminución cercana
al noventa por ciento de las intervenciones de vesícula,
corazón, estómago, hernia, várices, boca,
nariz, oído, garganta, tiroides, próstata e hígado,
y solamente atenderá las de urgencia, derrotero que convierte
al Santo Tomás en "un hospital de guerra", al
calificar del Director Médico, doctor Roberto Blandón.
La suspensión de las intervenciones quirúrgicas
electivas pone en peligro la vida de alrededor de diez mil personas,
y es consecuencia directa de la crisis presupuestaria de la entidad
sanitarista; razón por la cual se impone gestionar en
las instancias parlamentarias las soluciones financieras a esta
crisis que amenaza ruina para el hospital del pueblo.
Al ciudadano común, que carece de subalternos compromisos
con los manejos dispendiadores de la improvisación y el
boato de las cúpulas mandadoras, le resulta grosero entender
que el Fisco panameño haya sido castigado con ingentes
sumas para satisfacer apetitos continuistas presidenciales, o
soportado ochenta y dos giras al extranjero del mandatario Pérez
Balladares y su cohorte de áulicos sumisos y complacientes
que erogaron millones de balboas; así como las antojadizas
remodelaciones de despachos públicos y renovación
de vehículos aéreos y terrestres de ministros,
sin preocuparse de asignar los recursos idóneos a la salud
popular, cuyo principal asiento radica en el "Elefante Blanco"
de la Avenida Balboa, hoy herido de muerte financiera por la
insensibilidad del "poco importa" dominante de los
círculos del poder.
PUNTO CRITICO |
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