Para tener éxito en un torneo FIFA, tienen que converger varios elementos. El primero de ellos es tener una buena generación de jugadores. Pero no es suficiente. Argentina los tuvo y buenos, ya conocen la historia, quedaron en cuartos. Además, hay que tener un director coherente, que aglutine a los jugadores, que en cierta manera conforme a la afición. Dunga, el de Brasil, nunca consiguió buena sintonía con el entorno ni con la historia del fútbol brasileño.
No es posible que Grondona, el presidente de la Asociación de Fútbol Argentina, AFA, declare a los cuatro vientos que "Maradona es el único que puede hacer lo que quiera con la selección". Por favor, el fútbol es el deporte nacional en ese país y merece el respeto. Los triunfos, o las buenas actuaciones son los únicos elementos que avalan la continuidad de un DT. Mientras que en ese país las cosas se manejen así, siempre la derrota estará esperándolos a la vuelta de la esquina.
Otro elemento para el éxito en una copa, es tener bien claro, jugadores y técnicos, cuál es el estilo que hay que adoptar. Pero también hay que tener flexibilidad en ese estilo. En estos días escribí que una cosa es con violín y otra cosa con guitarra. Alemania arrolló a Argentina, España le ganó a Alemania, pero amigos, un juego de Argentina, o Brasil contra España, las cosas no estarían tan claras para la ahora favorita España. �Por qué? Pues porque los suramericanos mueven mejor el balón que los alemanes. Saben sortear obstáculos en espacios reducidos. Entonces en el fútbol un DT debe tener remedios para afrontar distintos estilos. Al igual que un boxeador tiene que descifrar las tácticas de sus adversarios, los equipos no le pueden jugar a todos de la misma forma.
Eso nos ha dejado el fútbol actual. Mirar la televisión, conocer y engañar a sus contrarios. Allí está el detalle.