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EDITORIAL
Cascos Azules
Diversos sectores de Colombia han sugerido que los cascos azules de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se desplacen hacia ese país. La idea no es nueva. Ya desde Panamá, políticos como el democristiano Ricardo Arias Calderón planteó la posibilidad de desplazar a las fuerzas de la ONU a la peligrosa región del Darién.
La fundación colombiana Seguridad y Democracia ha retomado la idea de destacar a los cascos azules en la vecina nación, tomando en cuenta que el conflicto interno de la nación suramericana de hecho ha internacionalizado el conflicto.
Al mismo tiempo, el presidente Alvaro Uribe ha solicitado la intervención de las Naciones Unidas, pero con el fin de verificar el proceso de desmovilización de los grupos paramilitares, que junto a la guerrilla siembra el terror en territorio colombiano.
Colombia comparte con sus países vecinos una frontera que suma 4,342 kilómetros, en los cuales la presencia de autoridades colombianos y del país fronterizo, salvo algunas excepciones, es casi nula.
En dichas fronteras se trafica armas, drogas e ilegales. Es tierra de nadie, donde la vida vale poco.
Sólo la frontera con Brasil se extiende por 1,645 kilómetros, la de Perú alcanza una extensión de 1,626 kilómetros, la zona con Panamá es de 266 kilómetros, la de Ecuador es de 586 kilómetros y en Venezuela la extensión de la frontera es de 2,219 kilómetros.
En lo que respecta a Panamá, el llamado Tapón del Darién es utilizado tanto por las Autodefensas Unidas Campesinas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) para sus operaciones ilegales.
Por las trochas y ríos de la selva darienita hay todo tipo de comercio ilegal. Se moviliza cocaína, se transportan fusiles AK-47, se canjean personas secuestradas y se trafica ilegales.
Aunque Panamá ha tratado de mantenerse al margen del conflicto colombiano, la realidad nos ha involucrado. Los propios Estados Unidos ha reconocido la necesidad de dotar de ayuda a las autoridades panameñas para reforzar su vigilancia en el Darién.
Si bien es cierto que Panamá, por contar con un Canal que sirve al comercio internacional, debe optar por una neutralidad, existe un hecho que no se puede soslayar, el país no puede permitir que el conflicto colombiano invada nuestras tierras.
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PUNTO CRITICO |
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