MENSAJE
Al fin un poco de conciencia
Hermano Pablo
Costa Mesa, Califonia
Fue un tiro en la espalda -un
tiro que no era necesario, que no fue provocado, que no hacía falta-,
un tiro que disparó Rancer Benson, de 18 años de edad, contra
Ashley Johnson, una criatura de sólo 5 años. El niño
murió, y a Rancer Benson lo metieron en la cárcel. Al día
siguiente Benson salió en libertad bajo fianza.
Al salir de la cárcel lo primero que hizo fue ir a su casa, cargar
el mismo revólver que había usado contra el pequeño
Johnson, y dispararse un tiro en la cabeza. Murió inmediatamente.
Sus familiares, sus parientes y sus amigos llegaron todos a la misma conclusión:
"Por fin este mostró un poco de conciencia".
¿Qué calamidad es necesaria para que despierte la conciencia
de algunas personas? Benson, joven que desde los 10 años de edad
anduvo en todo lo malo en que se puede andar cuando no hay un hogar que
lo sujete -robos, narcotráfico, violaciones, asaltos-, tuvo que matar
sin razón para que al fin despertara su conciencia dormida. ¿Qué
desastre se requiere para que en algunos se produzca ese despertamiento
de conciencia?
La conciencia es esa voz interior que a veces acusa, a veces aprueba.
Dios la puso en el alma humana para que fuera un faro interior, una especie
de semáforo que enciende luces rojas o verdes, según el caso.
Pero la sola conciencia humana no es más que una placa sensible
que acusa según lo que se le ha enseñado. Ella, por sí
sola, no sabría escoger entre el bien y el mal. La conciencia tiene
que ser educada, enseñada, iluminada. Aparte de eso, la conciencia
puede además endurecerse. La conciencia de un delincuente maduro
en el delito, sirve de poco. Ya no acusa, y si dice algo es para aprobar
el mal cometido.
La única conciencia fiel, es la conciencia que ha sido sometido
al señorío de Cristo. Cuando Cristo es nuestro Maestro, Dueño
y Señor, nuestra conciencia entonces reacciona conforme al corazón
de Dios. Esa es la conciencia que necesitamos. Sólo una conciencia
así, merece nuestra confianza. Si Cristo no es nuestro Señor,
nuestra conciencia es mala guía. Para que nuestra conciencia sea
perfecta, necesitamos sentarnos a los pies de Jesucristo, y hacer nuestras
sus enseñanzas.
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CULTURA |
Corín Tellado galardonada con Medalla Oro al Mérito en Trabajo. |
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