|
Cuantos padres no han oído a sus hijos susurrar... �Mamá... papá le tengo miedo al agua! ...Y seguido se escuchan gritos, pataleos y un gran llanto cuando los sumergen en ríos, playas o piscina... pues no se asombre, lo más probable es que su hijo sufra de alguna fobia al agua.
Según Fabio Bethancourt, psicólogo clínico del Centro Especializado Paitilla, nadie le tiene miedo al agua, porque si fuera así las personas no se bañaran, lo que sucede, señaló, es que sufren de un mal denominado "fobia a las aguas profundas".
El especialista dijo que lo primero que hay que recordar es que vivimos en un país tropical donde hay aproximadamente nueve meses de lluvia, donde muchos jóvenes tienen contactos con experiencias traumáticas.
Dentro de las cuales se encuentran experiencias por ahogamiento o prácticas indirectas de observar a alguna persona u animal en está situación.
Aseguró que esta situación provoca que muchos padres de familia sobre protejan a los más pequeños e incluso los asusten cuando les hablan del mar, río, piscina, en fin.
Mencionó que la mayoría de los jóvenes que viven y se crían en el interior, están acostumbrados a nadar en los ríos desde muy pequeños, pero que aquellos jóvenes que no han sido expuestos de una manera agradable, sufren temor por el resto de sus vidas.
Manifestó que los niños y jóvenes de áreas urbanas debido a la falta de entrenamiento en natación y a la sobre exageración de temor por parte de sus padres, les cuesta mucho más eliminar este tipo de traumas.
Bethancourt arguyó que los traumas están en la memoria y que la memoria a largo plazo lo guarda haciendo que el muchacho/a se desarrolle con temores que generalmente se caracterizan por evitar experiencia en el agua. Experiencias como nadar, evitar exponerse a situaciones con las cuales podría superar el trauma que en su mayoría son entrenamientos, cuidados y técnicas adecuadas para combatir el miedo.
Aseguró que el miedo hay que atenderlo individualmente y culturalmente, ya que cada paciente tiene un trauma diferente.
RECOMENDACIONES
Bethancourt dijo que una de sus especialidades es eliminar fobias en grandes y pequeños y que por lo tanto recomienda cursos de natación, sobre todo porque en sus tiempos no existía este tipo de facilidades.
Además, mencionó que como vivimos en un país tropical lleno de ríos, mar y lagos, lo mejor es entrenarlos a nadar. Claro está que estos cursos deben ser impartidos por profesionales para que puedan aprender sin traumas. "Los padres nunca deben meter y sacar al chico por un templón, porque así tampoco van a aprender".
Además, recalcó que la familia juega un papel importante, deben llevar a los pequeños a ríos, piscinas y playas con la supervisión, cuidado y confianza adecuada. Porque de nada sirve llevarlo a estos lugares de diversión si no saben nadar o enfrentarse a una ola u otras situaciones que puedan exponerse a una situación que más tarde les va a dar miedo.
Explicó que hay que seleccionar muy bien a donde los van a llevar, ya que en Panamá tenemos muchas playas en el área del Pacífico donde han sacado arena y se forman unas olas muy altas que resultan bastante traumáticas si los arrastra, creándole temor al agua.
Los padres deben llevar a sus hijos a playas, piscinas y ríos donde él vea el fondo y por supuesto, todo esté tranquilo. Además que la gente, o mejor dicho los mayores, no estén asustados. Por último afirmó que aquellos niños que nunca han visto el río, mar o piscina y les da miedo, es tan sólo porque es una experiencia nueva, por tratarse de lugares que no son tranquilos. Aseguró que con un poquito de agua basta, sobre todo si se utiliza la técnica exposición gradual, donde resalte relajación, confianza y tranquilidad para que el niño sepa que está bien cuidado. |
