Debo confesar que siento una complacencia muy cercana a un sentimiento sano de placer cuando veo a nuestras mujeres usar las hoy día un poco olvidadas faldas.
Y es que por una abrumadora mayoría las panameñas han optado por los pantalones. Y la verdad es que son más cómodos que las faldas. Un hecho práctico pero, que ha ocultado a la vista varonil las piernas de mujer que antaño nos inspiraban silbidos y piropos de aprobación.
Lo singular es que no sólo las mujeres usan más los pantalones sino que junto a los varones, han escogido el blue jean, pantalones con una tela gruesa que hizo historia hace mas de 150 años cuando fueron creados para soportar el arduo trabajo de los mineros en los Estados Unidos, por el inmigrante alemán Levy Strauss.
Recorrer los centros comerciales es ver el intensivo uso de los diablos fuertes. La época de los pantalones de tela escogida y los vestidos a la medida, se ha dejado para los más pudientes y se ven enfrentados a la creciente compra de los blue jean que no se arrugan, no necesitan planchado, cuando se ensucian no se nota y por lo tanto se pueden usar toda la semana.
La moda cambia mucho más rápido que los cambios de la sociedad, es autoritaria y no acepta quejas ni reclamos. En este caso el efecto de la crisis económica y el alto costo de la vida está imponiendo una moda, la costumbre de consumo. Lo bueno de este fenómeno es evitar que exista en las calles y en los centros comerciales, tanta diferencia en el vestir por los grupos sociales.
Años atrás las autoridades de salud, advertían mucho sobre los efectos en la mujer por el uso de esos pantalones tan ajustados. Sobre todo porque en muchos países las mujeres estilaban usarlos sin los pantys o calzones.
Lo cierto es que ya sean diablos fuertes o de tela, todo parece indicar que las mujeres seguirán usando en forma predilecta, los pantalones. Esto será así muy a pesar de que existimos muchos que añoramos las faldas y el disfrute visual de las elegantes piernas de nuestras mujeres.