El petróleo sigue su tendencia alcista. Los países subdesarrollados como Panamá deben enfrentar esa situación, que los obliga a destinar mayores divisas para la compra de combustible.
El incremento genera una cadena de aumentos en el costo de la vida, porque en la economía de hoy, casi todas las actividades productivas dependen del petróleo.
No sólo se trata de la gasolina y el diesel que se usa para movilizar la flota vehicular del país, sino que la generación de electricidad depende en gran porcentaje de las plantas térmicas.
Ya el precio del galón de gasolina se acerca a los tres balboas. El gobierno subsidia al transporte colectivo, para evitar que se incremente el costo del pasaje a los usuarios, lo que sin duda provocaría protestas populares. La medida representa 20 millones de balboas, que el Fisco deja de percibir.
Al pasar de los años, el precio del barril del crudo ha pasado de B/.17 a B/.65. Panamá consume anualmente 605 millones de galones de las diversas variedades de combustibles.
Ante el alto costo del petróleo se buscan alternativas más económicas para implementar en Panamá, como el uso del Gas Licuado de Petróleo (GLP) para los vehículos, lo cual reduciría hasta en 50 centésimos por galón el precio del combustible.
También se analiza el autorizar el uso de etanol, para mezclarlo con gasolina y así reducir la dependencia total del crudo. Por tratarse de un derivado de la caña y contar Panamá con varios ingenios, esa sería una opción interesante para el país.
En los momentos de crisis, los panameños deben recurrir a nuevas alternativas, para reducir los efectos negativos en la población.