FAMILIA
La guerra contra las drogas
James A. Inciardi
DEL POLVO DE DOVER A LA HIERBA MEXICANA DE LAS CUNETAS
La temprana historia del consumo de drogas en Estados Unidos
Luando el comercio con Inglaterra
se interrumpió durante la Guerra Revolucionaria, en Estados Unidos
surgió una industria de medicinas patentadas, alentada también
por el estado de la medicina regular del siglo XVIII y principios del XIX.
La tendencia prevaleciente de la terapia médica norteamericana había
subrayado la sangría y las purgas extremas. Era la era "heroica"
de la medicina, pero las sospechas ante las terapias heroicas llevaron a
muchos a buscar remedios caseros o "curas" disponibles a través
de su almacén local de ramos generales. Estas sospechas se vieron
intensificadas aún más con el surgimiento de la democracia
jacksoniana y su antagonismo respecto de los intelectuales.
El uso de morfina inyectable se había vuelto tan generalizado
en la década de 1890 que la tecnología pronto respondió
con la producción de equipo barato para uso masivo. En la edición
de 1897 del catálogo Sears Roebuck, por ejemplo, los equipos hipodérmicos,
que incluían una jeringa, dos agujas, dos redomas y una caja donde
se guardaban, se anunciaban a un precio tan bajo como 1,50 dólares,
con agujas extra a 25 centavos cada una ó 2,75 dólares la
docena.
Además del uso no controlado de opio en las medicinas patentadas
y de morfina inyectable, la práctica de fumar opio también
era predominante. Los trabajadores chinos que se importaron para construir
las vías de ferrocarril y trabajar en las minas del Oeste del Mississippi,
la introdujeron en Estados Unidos. Se estimaba que, para 1875, fumar opio
se había generalizado, especialmente entre prostitutas, jugadores
y otros habitantes del submundo, pero también entre hombres y mujeres
más respetables de la clase media y alta.
En cuanto al volumen total de opio y de morfina concretamente consumido
durante el siglo XIX, el cuadro no es totalmente claro. La producción
interna de opio estaba limitada como consecuencia deficiente en morfina,
de manera que un indicador de consumo podía tomarse de las cifras
de importación. Según datos que reunió el Servicio
de Salud Pública de Estados Unidos en 1924, más de 7.000 toneladas
de opio crudo y casi 800 toneladas de opio para fumar se importaron durante
el período de cuatro décadas que finalizó en 1899.
Las estimaciones del número tan elevado como 3 millones. Sin embargo,
otros datos reunidos con más rigor para dicho período indicaban
que el uso de drogas narcóticas sin duda era generalizado. En 1888,
por ejemplo, un examen de 10.000 prescripciones de las farmacias de la zona
de Boston descubrió que alrededor del 15% contenían opiatos,
y eso era sólo en Boston. En 1900 se estimó que en el pequeño
estado de Vermont se vendían 3.3 millones de dosis de opio por mes.
EL DON DIVINO DE LOS INCAS
Fuera del opio y la morfina, la industria de medicinas patentadas se
ramificó aún más. Si bien mascar hojas de coca por
sus suaves efectos estimulantes había sido parte de la cultura andina
durante unos mil años, por algún oscuro motivo la práctica
nunca se había vuelto popular en Europa o en Estados Unidos. Durante
la parte final del siglo XIX, sin embargo, Angelo Mariani de Córcega
llevó a conocimiento del resto del mundo ese inocente arbusto peruano.
Después de importar toneladas de hojas de coca a su patria natal,
produjo un extracto que mezcló con vino y que llamó Vin Coca
Mariani.
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Culmina con éxito seminario taller sobre
atención al adicto
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