De las regiones del cuerpo, las manos son las que se ensucian y contaminan con más frecuencia.
Las manos, por su uso múltiple, están expuestas a ser involuntarias portadoras de gérmenes patógenos, por ello, su aseo debe ser constante y con agua y jabón, usando cepillo para las uñas, bajo cuyas extremidades pueden alojarse microbios, escapando a la acción del agua.
Es importante mantener las uñas cortas, pues de esta manera se impide que, debajo de ellas, se acumulen sustancias que faciliten la fijación de microbios.