El fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que condena a Panamá a indemnizar monetaria y simbólicamente a la familia de Heliodoro Portugal por su desaparición y asesinato en 1970, es un paso adelante que da nuevas esperanzas a cientos de personas que luchan por obtener justicia para sus desaparecidos por la dictadura militar.
A 38 años del asesinato de Portugal, y a 19 de la caída del régimen militar, todavía son muchas las heridas abiertas, y el fallo de la CIDH puede animar a otros familiares de desaparecidos que sienten que el sistema judicial panameño les ha fallado.
El gobierno ha respondido con cautela, y podría solicitar una interpretación del fallo, que ordena al Estado el pago de al menos 190 mil dólares a tres familiares de Heliodoro Portugal. Para este y futuros gobiernos, la decisión de la CIDH podría abrir una Caja de Pandora de sentencias condenatorias e indemnizaciones por decenas de millones de dólares.
Pero más que el dinero, lo importante es la verdad -que hasta ahora el país conoce solo a medias-, al igual que establecer las responsabilidades en todos los casos, y poner a los involucrados que aún viven tras las rejas.
La Comisión de la Verdad identificó cerca de un centenar de casos de desaparecidos y de muertos en el período de la dictadura, de 1968 a 1989, y el único acusado por el homicidio de Portugal falleció antes de conocer la sentencia.
Todavía hay espacios en blanco en los expedientes sobre los desaparecidos de la dictadura. Mientras no haya una disposición clara para investigar cada caso y darle una conclusión jurídica a cada uno de ellos, y mientras los familiares tengan ganas de luchar, esta carga se mantendrá sobre todas nuestras administraciones gubernamentales.