Qué bonito es echarle la culpa exclusivamente a los municipios del país y a las empresas dedicadas a la recolección de basura, cuando nosotros mismos lanzamos los desechos al suelo desvergonzadamente.
Es uno de los comportamientos típicos de la cultura del "poco me importa" que impera en nuestra ciudad capital. Constantemente vemos vehículos particulares, buses o taxis de cuyas ventanas salen disparados envases de jugo, latas, colillas de cigarrillo, bolsas plásticas, cáscaras de guineo... En fin, cualquier cosa que les estorbe.
Lo peor es que ni siquiera esperan a pasar frente a un cesto o tanque de basura, a pesar de que lo tienen a escasos metros de distancia. Sencillamente, no les importa con los demás.
�Ah, pero que el camión de la basura se atrase un par de días en llegar a nuestras casas!. Le mientan la madre a quien sea responsable, y exigen "responsabilidad" de ellos.
Lo peor de todo es que los hijos de estas personas aprenden todo lo que ven, incluso sus vicios y faltas. Eso de "haz lo que digo y no lo que hago" jamás ha calado en ninguna persona. Apenas se sueltan del control de sus padres, los jóvenes comienzan a repetir lo mismo que vieron durante su niñez.
Y no lo duden, que tirar latas de basura a la calle desde un auto en marcha es algo que mucha gente va a seguir repitiendo mientras en los hogares no haya una cultura de civismo, la cual incluya un sentido de responsabilidad para con nuestro entorno.
Todo es cuestión de conocer las consecuencias de nuestros actos. Las cada vez más frecuentes inundaciones en la capital, tienen como principal causa la acumulación de desechos sólidos que lanzamos a la calle y a los ríos, y que tapan los desag�es. Después, la gente está llorando. Si tan solo supieran que ellos mismos lo causaron.