El Barcelona defenderá hoy el liderato de la Liga española ante el Atlético de Madrid bajo la consigna de desconfiar del estado de ánimo del equipo rojiblanco, abatido por unos resultados que no llegan en este arranque de campeonato, pero casi siempre un rival peligroso en sus visitas al Camp Nou.
A pesar de la situación clasificatoria de los madrileños, en zona de descenso, al Barcelona, como destacó ayer su entrenador, Josep Guardiola, no le hace nada de gracia medirse contra uno de los grandes de la Liga, que en tan solo dos jornadas ya se está relamiendo las heridas. Y, por ello, lanzó un aviso a sus jugadores para que no contemplen un rival menor frente a ellos.
El conjunto catalán logró en dos jornadas alcanzar el liderato, con lo que ya ha mejorado el arranque del año pasado, lo que representa para Guardiola el único punto de mejora que les quedaba respecto a la obra de arte ejecutada el campeonato anterior, repleto de títulos y en el que sólo existía un lunar negro: el inicio accidentado del año pasado, con una derrota y un empate.
Superado ya el primer reto, al equipo azulgrana se le presenta la oportunidad de despejar dudas acerca de su puntería después de un partido inaugural de la Liga de Campeones contra el Inter (0-0) en el que el Barcelona estuvo fallón ante la meta interista, cuando no espeso.
El sello del fútbol azulgrana continúa en su máximo esplendor, si cabe aún, mejor que el año pasado al haberse ahorrado el período de conjunción, pero genera dudas, especialmente en el ariete, donde Zlatan Ibrahimovic, defendido con uñas por Guardiola, sigue sin firmar un partido que rompa definitivamente con las comparaciones con su predecesor (Samuel Eto'o).