"Nunca es tarde para aprender". Eso es lo que están haciendo Arnoldo Arosemena, su esposa Ambrosina y dos familiares más.
En la mesa de su humilde casa, ubicada en el sector Roberto Durán, San Miguelito, escuchan atentos las explicaciones que reciben de la maestra-voluntaria, quien todos los días, por dos horas y media, logra que Arnoldo y su familia conozcan de una forma sencilla e interactiva las letras del abecedario.
Arnoldo, además de recibir clases, se convierte en el traductor entre la maestra y las alumnas, ya que son de origen kuna y no hablan español.
Este humilde kuna asegura que participar en el programa de alfabetización que ejecuta el Ministerio de Desarrollo Social a nivel nacional, ha sido una oportunidad para salir de la ignorancia y mejorar la calidad de vida.
El entrevistado manifestó que la carencia de recursos económicos lo obligaron a trabajar desde chico y se le truncó así la oportunidad de continuar sus estudios.
Confesó que como toda experiencia nueva, le costó adaptarse inicialmente, pero a pesar de todo, la metodología utilizada permitió que le "echarán ganas".
"En estos momentos me encuentro recibiendo la clase número 34 y ya sabemos escribir nuestros nombres", confirmó Arnoldo, quien a sus 34 años de edad se ha trazado la meta de leer y escribir.
En tanto, Ida Murillo, Directora Regional del MIDES en San Miguelito, explicó que el método de enseñanza es sencillo. Cada una de las letras del abecedario son identificadas por números, de forma tal que el alumno pueda captar más fácilmente el objetivo de leer y escribir.
Indicó que quienes dictan las clases son voluntarios que fueron seleccionados y capacitados, y que se apoyan de unos vídeos-clases grabados con imágenes y actores panameños, que permiten una mayor comprensión del contenido de las clases.
Murillo puntualizó que las clases duran dos horas y media, con espacios de consolidación para reforzar aspectos aún no comprendidos e interacción para el intercambio de conceptos entre los alumnos.