El intento de robo a la residencia del general retirado Rubén Darío Paredes revela el nivel de la delincuencia en el área metropolitana. Ya no se trata de delincuentes que ingresan sigilosamente a una residencia. Ahora son hombres armados que patean puertas y gritan a los inquilinos que los dejen entrar o disparan.
Paredes salvó su vida y la de su esposa, porque estaba armado y sabe disparar, de lo contrario sabrá Dios qué habría pasado.
Los nuevos encargados del Ministerio de Gobierno y Justicia deben implementar de una vez por todas un plan de seguridad y exigir a la Policía Nacional mayor efectividad para acabar con el hampa.
Si los maleantes se atreven a penetrar a la residencia de un hombre que jefaturó a la Guardia Nacional y sabe manipular armas, qué le espera al panameño común que de a vaina tiene un palo de escoba para defenderse.
Tal episodio nos da un pantallazo sobre la dimensión del problema que el nuevo Ministro de Gobierno y Justicia, Daniel Delgado Diamante, tiene enfrente.
No se puede andar con paños tibios, ni a media máquina en la lucha contra el hampa y el crimen organizado.
El viernes pasado Delgado Diamante dio una extensa conferencia de prensa sobre la nueva fase del plan de seguridad del Estado. Hizo promesas, presentó láminas y aseguró que se trata de una extensión de lo ya hecho por la actual administración.
Pero, �qué resultado han lanzado las políticas actuales del gobierno en materia de seguridad pública? A estas alturas, todos lo sabemos. Hay que apretar el paso, de lo contrario las promesas de seguridad integral, quedarán en el archivo del olvido.