Del fruto del marañón se puede obtener más que una deliciosa bebida. En Natá, provincia de Coclé, el empresario Hermann Gnaeggi está demostrando, a través de una serie de investigaciones, que el aceite de la semilla del marañón tiene propiedades anticorrosivas y repelentes a microorganismos y algas marinas, que se adhieren al casco de los barcos.
Con Panafrut, S.A., una empresa familiar que se dedica a procesar y enlatar la pepita del marañón, a Gnaeggi le nace la inquietud de saber qué más se puede extraer de la semilla de este fruto. Es entonces cuando viaja a Brasil y descubre que de la cáscara de esta semilla se puede extraer el aceite y desarrollar una línea de esmaltes anticorrosivos para barcos.
"Como empresarios, la clave de todo negocio radica en la constante búsqueda de innovaciones; por ello, a través del primer proyecto de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), que se llamaba FOMOTEC (Fomentar la tecnología en las industrias), se me presenta la oportunidad de viajar a Brasil y a Centroamérica", recuerda Gnaeggi.
"En Brasil, en una empresa que tiene 500 mil hectáreas sembradas, se le extrae el aceite a la cáscara del marañón, en grandes refinerías, y se lo venden a la NASA para utilizarla en las naves espaciales, pero en Centroamérica como hay menos volumen, vimos que preparaban un producto de manera rudimentario para colocarlo en los cascos de los barcos.
Es cuando en conjunto con una serie de científicos de (SENACYT), de la Universidad de Panamá, la Universidad Tecnológica y con el INDICASAT (Instituto de investigación de la Universidad del Saber), estamos en la etapa de elaborar este producto anticorrosivo orgánico, explica el entrevistado.
Hasta la fecha, ya se tiene el producto estabilizado para proceder a realizar las mezclas y pruebas necesarias. Se espera que para fin de año hagan las pruebas de campo en una estación que tiene la Universidad Tecnológica en Sherman.
La inversión para el proyecto es de $100 mil y se espera que el producto esté en el mercado a mediados de junio del 2008. De resultar, la mayoría de clientes estará en el Canal.
"Queremos establecer plantas de extracción de aceite en los diversos países de Centroamérica y traer el aceite crudo a la planta o especie de incubadora en la Ciudad del Saber para suministrar directamente a los barcos".
Los beneficios de la semilla del marañón no terminan allí. Este visionario empresario tiene otro proyecto en mente como es producir abono orgánico. "Una vez extraído el aceite de las cáscaras, se utilizará los residuos de las mismas para procesarlas con lombrices californianas y obtener este abono".