Ayer un grupo de padres de familia estaba molesto por la detención de 82 estudiantes tras los disturbios en el área de Paitilla y la vía Bolívar. Por duro que resulte, hay que afrontar las responsabilidades por lo sucedido.
No es cuestionable el espíritu de rebeldía de los estudiantes y es conveniente que se manifiesten frente a un determinado problema, pero otra cosa es el pillaje, el asalto a humildes chicheros y la destrucción de la propiedad privada y estatal.
Los padres de familia no pueden pretender que la escuela los reemplace en la autoridad que deben tener sobre sus acudidos. Si a un niño no se le enseñan en el hogar modales y respeto, cuando salga la calle no creerá en nadie.
Los mecanismos para otorgar las becas mensuales de 20 balboas establecen claramente que no será concedida a estudiantes fracasados. Ese dinero busca motivar a los alumnos para que mejoren en su rendimiento; no constituye un premio para los que reprueben las materias.
El que quiere beca que estudie y que no corra a enmascararse para armar un berrinche, porque es un fracasado y no le dieron los 80 balboas equivalente a los cuatro meses de la beca.
Los padres de esos jóvenes también deben aconductar a sus hijos y no apoyar, como si fuera una gracia, esas actuaciones reprochables de pillaje.