El mes de la Patria fue precedido por el descubrimiento de los errores en la confección del Escudo Nacional, algo desastroso que demuestra la poca seriedad y escaso conocimiento de la cultura e identidad nacional de algunos personeros oficiales.
De manera antojadiza e irresponsable o tal vez por arreglos tipográficos (lo que no exime de faltas), el escudo se fue modificando quizá por la tendencia de buscar empresas extranjeras para la producción de documentos oficiales, que serían las responsables de introducir las erradas modificaciones.
También es deplorable la ignorancia de los funcionarios que reciben los trabajos terminados sin proceder a realizar una prolija revisión de los documentos, tal como debe ocurrir en la Dirección de Pasaportes.
En esta ocasión, el Gobierno creó una comisión para revisar todos los detalles de los símbolos patrios, que hace poco entregó sus conclusiones, por lo que, a partir de ahora, nos obliga a mantenernos vigilantes, sobre todo los historiadores e intelectuales, para que no se cometan otra vez errores de este tipo que ofenden la dignidad de la nación.
La "Historia de los símbolos de la Patria", del insigne educador e investigador Ernesto J. Castillero, debe ser uno de los documentos más importantes en este tipo de temas porque en él se lleva a cabo una revisión del patrimonio y de la identidad panameña.
Su nieto Eduardo Ernesto Castillero Longe conserva los manuscritos que en 1951 le entregó Manuel Encarnación Amador Torrero, hijo del primer presidente de Panamá, en los que se establecen los detalles concernientes al diseño de la Bandera Nacional.
Confiamos en que los honorables que integran esta comisión, conscientes de su responsabilidad y, sobre todo, conocedores de las fuentes originales y las leyes de la República, hayan podido alcanzar la meta propuesta.