"Me han vendido patitas de puerco llenas de gusanos". La voz sonaba espantada al otro lado de la línea telefónica.
Un ciudadano que se identificó como Florindo Aguilar, aseguraba que en un minisúper de la barriada Omar, en Arraiján, le habían dado patitas de cerdos podridas, y que hacía la denuncia porque la venta de productos comestibles en mal estado es preocupante para la salud. Aseguró que en el establecimiento le devolvieron el dinero, pero el producto fue puesto nuevamente a la venta.