La encuesta de la firma IPSOS vislumbra -a seis meses de los comicios presidenciales de mayo de 2009- una polarización entre los candidatos Ricardo Martinelli y la oficialista Balbina Herrera.
El opositor Martinelli rebasó a Herrera en las preferencias del voto al lograr el 36% de los consultados contra 32% de la abanderada del Partido Revolucionario Democrático; el panameñista Juan Carlos Varela con 13% y el exmandatario Guillermo Endara tiene 1%.
Los resultados deben generar preocupación en las filas del Panameñismo y reclaman de su dirigencia un análisis desapasionado de la realidad política actual y futura.
El panorama actual vislumbra a los seguidores de Arnulfo Arias repitiendo el tercer lugar obtenido en la campaña electoral del 2004. Salvo algo muy extraordinario, no se estiman mayores variaciones de aquí al torneo del 3 de mayo.
La mejor jugada que le queda a los Panameñistas es buscar una candidatura única de la oposición, incluso sacrificando sus aspiraciones particulares. Con esa opción tienen una real posibilidad de llegar al poder y en caso de perder -sin duda que serían el segundo partido con más votos obtenidos- lo que les garantiza un gran subsidio electoral, para recomponer sus fuerzas de cara a los comicios del 2014.
Exponerse a una segunda derrota aparatosa como la ocurrida en los comicios de hace cuatro años, generaría un reclamo de las bases del colectivo para reemplazar a su actual dirigencia y como reza una de las frases favoritas de los arnulfistas: la historia se repite en espiral. A la actual cúpula del partido opositor, le sucedería lo mismo que a Mireya Moscoso: sería desplazada de los cargos de dirección del partido.
Una decisión de ese tipo requiere coraje y desprendimiento. Resulta difícil para cualquier político renunciar a sus aspiraciones, pero llegan momentos en la vida en los que hay que hacer un alto y tomar la mejor decisión posible. En política siempre habrá segundas oportunidades.