Hace 100 años, Francia, una potencia, fracasó en construir un canal en Panamá. A mucho costo, los EE. UU. lo terminaron. Hoy el nuevo canal es obra igual de titánica, pero no es japonesa. La están armando a buen ritmo los panameños. �Sí, señor! �Quién dijo miedo?
Los ingleses, una vez provincia del Imperio Romano, decidieron imitar esa forma de pensar en grande y se convirtieron en el Imperio Británico, con control de medio planeta. Trece de sus colonias en América heredaron el espíritu y son el célebre Imperio Yanqui. Pues bien, un país chiquito crecido a la sombra de los gringos, decidió abrirse su propio camino en la historia. Germina el Imperio Panameño.
�Cómo lo hacen? Son pragmáticos, toman decisiones con una única pregunta: Esto �le sirve a Panamá? Si la respuesta es positiva, se dedican de lleno a conseguirlo, sin romanticismos ni trámites.
Y para que ese empleo no caiga en manos de migrantes ticos o nicas, exigen que 90% de los puestos sean panameños. Fácil, �verdad?
A tambor batiente. No ponen todos los huevos en un canal. Aprueban las concesiones de marinas y hoteles en dos patadas; ahora son puerto de origen de cruceros, como Miami, no una parada mediocre, en muelles de carga, como hacemos acá. Pedro Navaja como ministro de Turismo los lleva viento en popa. �Que HP ocupa gente en Costa Rica? Le favorecen en migración, impuestos, telecomunicaciones, y se fueron para allá 3.000 empleos que dábamos por sentado eran nuestros. �Sorpresa!
El aeropuerto más moderno del área, autopistas, muelles. Así como los egipcios hacían pirámides, los romanos, acueductos y los británicos, ferrocarriles, los panas hacen canales.
Su nuevo canal cuesta $5.000 millones, estará listo en 10 años. Remendar nuestro viejo aeropuerto cuesta $100 millones, y en 6 años no hemos podido. No solo la pequeñez está en la mente, la grandeza también.
(Publicado en La Nación de Costa Rica el 13 de Noviembre de 2007)
