MENSAJE
De los tiempos modernos
- Hermano Pablo
- Costa Mesa, California
Andaba de cacería, armado
de arco y flechas, cuando se encontró con una sombra. Intentó
atraparla de uno y otro modo, pero fracasó. Por fin alzó
los ojos, y vio que el dueño de la sombra era un muchacho que estaba
tendido en lo alto de una peña.
El joven se llamaba Botoque y pertenecía a la tribu kayapó.
Estaba casi muerto de hambre. Con las pocas fuerzas que le quedaban, no
logró más que balbucear unas palabras. El extraño bajó
al arco y lo invitó a su casa a comer carne asada. El muchacho no
sabía cómo era la carne "asada", pero aceptó
la invitación y se dejó caer sobre el lomo del hospitalario
cazador.
-Esa criatura que traes no es hijo tuyo- le reprochó su mujer
cuando llegó a casa.
-Pues ahora sí lo es -replicó el cazador.
Ese día Botoque descubrió el fuego. Por primera vez vio
un horno de piedra y disfrutó del sabor de la carne asada de tapir
y de venado. Observó que el fuego ilumina y calienta. Y por si eso
fuera poco, su anfitrión le proveyó de arco y flechas y le
enseñó no sólo a cazar sino a defenderse.
Todo eso Botoque se lo agradeció matándole a la mujer,
la pobre ama de casa que no había hecho más que brindarle
el calor de su hogar. Acto seguido, el ingrato huésped salió
corriendo y no se detuvo hasta llegar a su pueblo.
Allí de regreso el joven asesino les contó a los suyos
lo sucedido y les mostró lo que hasta ese momento tampoco ellos habían
visto: el arma nueva y la carna asada. Entonces los kayapó tramaron
cómo apoderarse del fuego y de las armas del desdichado cazador y
Botoque los condujo a la remota vivienda donde llevaron a cabo el desalmado
plan.
×Con razón que desde entonces aquel cazador, el temible jaguar,
odia a los hombres! Del fuego no le quedó más que la memoria
y el reflejo que brilla de noche en sus pupilas. Y ahora sale sólo
de cacería, sólo con sus colmillos y sus garras, y regresa
para comerse crudas sus presas. Por eso a este relato de su primer tomo
de mitología el escritor Claude Lévi-Strauss le puso por título
"Lo crudo y lo cocido" 2.
Afortunadamente muchos de nosotros no sabemos lo que es sufrir el despojo
de lo que más preciamos. Pero hay otros que viven con la memoria
y el cuerpo marcados por el perverso robo a temprana edad de su virginal
inocencia. Así como aquel mitológico jaguar, con víctimas
de violación por personas en las cuales tenían amplia razón
para confiar. A todos nos urge comprender que en tales circunstancias podemos
acudir a Cristo, el Bálsamo divino. Sólo El tiene poder sobrenatural
para curar nuestro corazón herido y nuestro espíritu maltratado
reavivar el fuego de nuestro amor propio y amarnos de valor para volver
a confiar.
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