EDITORIAL
Reconocimiento de justicia universal
La insurgencia antidemocrática
levantada en armas el 11 de septiembre de 1973 para derrocar el régimen
del mandatario Salvador Allende Gossens, presidente constitucional de Chile,
dirigida por el General Augusto Pinochet Ugarte, aplastó los sueños
libertarios de los chilenos, acogotó la palabra libre y las ideas
y sembró de cadáveres las ergástulas, los estadios
y las riveras del Río Mapocho, instaurando feroz satrapía
que insufló el culto a la personalidad del militar encaramado en
el poder.
Las muertes injustas, de los arbitrarios manejos de los entorchados chilenos,
suman más de tres mil, de acuerdo con los registros oficiales y exceden
grandemente esa cifra según el habla popular que soportó el
viento frío de la represión y el abatimiento feroz que abrió
campos de concentración en las gélidas estepas sureñas,
canceló las dirigencias obreras, desmontó las organizaciones
estudiantiles y prescribió las toldas partidarias, haciendo de Chile
la instancia del horror y la tortura.
Dentro de aquellos ciudadanos asesinados, sometidos al atropello y la
indignidad torturadora, se registran ochenta y dos españoles, cuyos
casos han sido denunciados en la jurisdicción penal ibérica,
la cual, sin flaquezas ni temores, ofició a Inglaterra, para que
el General Pinochet, de visita en la urbe británica, fuera detenido
provisionalmente, y sometido a los trámites de la petición
de extradición que lo sentará en los estrados de la justicia,
para castigar sus crímenes y ofensas de magnitud, subsumidos en genocidio.
La decisión de los Lores británicos mantiene la detención
del militar a la espera de la acogida de la petición de extradición
de España; con ello se cumplen las esperanzas populares chilenas
de alcanzar la justicia y el derecho en Inglaterra y actos cuya consecuencia
inmediata será vocear que quien lesiona, atenta y atropella los derechos
humanos no podrá pasearse por el mundo, en impunidad y con arrogancia.
La decisión igualmente, constituye un paso de gigante en materia
de derechos humanos e internacional; y los cinco Lores que la profirieron
divididos: Gorden Slyn, Anthony Lloyd, Donald Nicholls, Johan Steyn y Leonard
Noffman serán consagrados por los enjuiciamientos históricos,
reconocidos por su verticalidad, honestidad y sentido justiciero.
La fecha es de alegrí; con ella se transmite sencillo mensaje
a los abusadores, impositores dictatoriales, en el cual se les enuncia que
nunca más sus delitos quedarán impunes y la mano larga del
castigo los seguirá a los rincones de la tierra donde osen poner
sus plantas; y asímismo constituye el mejor homenaje para aquellos
que dieron la vida en la coyuntura de opresión de Chile, país
que fuera ejemplo cívico al ser "asilo contra la opresión",
como canta su himno nacional.
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AYER GRAFICO |
Martín Torrijos, Hugo Spadafora y Charro Espino entran a Managua
triunfantes con los sandinistas |
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