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EDITORIAL
Maestros
Panamá celebra hoy 1 de diciembre el "Día del Maestro" como una recompensa al duro trabajo de educar. La celebración de tan importante fecha hoy, se fundamenta en el nacimiento de Manuel José Hurtado, propulsor de la educación panameña, y este día fue declarado mediante el decreto número 398 el 14 de noviembre de 1958, bajo la firma del entonces presidente Ernesto De La Guardia y el Ministro de Educación Carlos Sucre.
Los maestros han jugado un papel importante en la historia de Panamá. Han estado presentes en la política como líderes; en las letras como inspiradores y en la vida social del país.
Pero hoy también es un día para hacer un alto en el andar y evaluar la responsabilidad que descansa en los hombros de un maestro que se convierte en modelo a seguir.
La comunidad es consciente de los cambios importantes: nuevas formas de trabajo, introducción de tecnología avanzada, nuevos estilos de vida entre otros aspectos de la humanidad.
Y por ende, la educación también ha tomado un nuevo giro para dar respuestas a esos cambios. Es en ese progresivo proceso de enseñanza aprendizaje donde el maestro ha de inyectar la consciencia de un cambio positivo en las bases de la sociedad: sus discípulos.
Pero para que el maestro esté respaldado en su actuar, la misma estructura educativa tiene que dar el ejemplo reestructurando su fondo y forma programática acorde a las exigencias del presente que ya se adentra en el futuro. La sociedad de hoy requiere de maestros futuristas, de maestros comprometidos con su trabajo y con su vocación.
Maestro no es sólo presentarse al área de trabajo y desarrollar un contenido, sino dar vida a ese contenido para sus discípulos. Y eso es parte del cambio que exige la sociedad moderna.
La tarea de un maestro es admirada o debería serlo. Poseen cualidades y virtudes propias del hábito que revisten. Tomar en su seno a decenas de niños y niñas y lograr encausarlos, es una labor ardua.
Pero también es considerable que esa labor no se debe perder una vez el pupilo salga de la vista del maestro. Esta debería ser continua. �Cómo hacer entonces si en el hogar no se recibe apoyo? Es ahí donde se hace aún más admirable la tarea del educador. Poder hacerse sentir aunque no esté su presencia física.
Por algo es maestro.
Pero como de todo hay en la Viña del Señor, los hay buenos y malos. Pero este escrito es para los buenos. Por eso, a ellos, un feliz día del maestro, sinceros respetos y augurios de éxitos.
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PUNTO CRITICO |
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