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EDITORIAL
Buen uso del dinero
El tema recurrente y desesperante de este año ha sido uno: El desempleo. Las empresas privadas se han ido al piso en tumulto, dejando en la calle a decenas de miles de panameños que dependían de un salario para saciar el hambre de sus hijos. Quiebras, asfixia económica, reducción de personal, fraudes inclusive. Todo se ha convertido en una mala noticia para muchos panameños que no tienen segura la cena de Navidad. Hay que pensar en ellos, porque son hermanos que no tendrán nada digno para su prole este año, y puede que nosotros sí.
Entonces el mes de diciembre se torna difuso. Para unos, representa no más que el tintineo de las campanillas, la música de época, la comida, la fiesta, el jolgorio entre amigos de oficina. Para otros, el clima es propicio para la depresión y el llanto. Quienes en este mes descubramos una oportunidad que nos da la vida, y que se le ha negado a otros, aprendamos a apreciar la buena estrella que nos alumbra, y no derrochemos.
Lo que se impone es el ahorro. No es de buen juicio derrochar la poca plata que nos ha deparado bien sea la suerte o el trabajo duro. Usar lo esencial para una cena navideña digna y alargar un obsequio a nuestros hijos -más como símbolo de amor que de ostentación- sería lo más inteligente en estos momentos de incertidumbre.
Utilizar esos dineros en las mismas cosas, pero más costosas, nos pone en la lista de los irreflexivos, de los que no han aprendido a medir las consecuencias de sus actos y que, sobre todo, no han aprendido a leer los signos de los tiempos, que se pintan oscuros y con no muy buenas noticias en lontananza. Un suéter de marca, aquella muñeca cara y el jamón más grande en la mesa, no nos hará más felices ni mejores personas. Pensemos en eso.
En estos tiempos el mensaje de muchos interesados será otro: El del consumo masivo, el que propugnará porque se compren las cosas más caras, los juguetes más selectos, y que se guarde la menor cantidad posible de dinero. �Cuidado con esos cantos de sirena, panameños! Es cierto que hay mucha gente sincera y honesta, que ofrece productos y servicios de la mejor calidad por precios módicos. A esos, démosle la mano. Pero a la jauría de aprovechados cerrémosle la puerta porque lo que quieren es nuestro dinero, y dan muy poco a cambio.
Vienen tiempos difíciles, aceptémoslo así. No creamos que el mañana será más placentero y menos conflictivo que los días presentes. El mundo entero se debate en la cuerda floja de la guerra y la quiebra de grandes empresas. Todo eso generará incertidumbre, aunque muchos en Panamá quieran cerrar los ojos. �Ojo, panameños... cordura!
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PUNTO CRITICO |
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