FAMILIA
Mariguana
Robert L. DuPont Jr. M.D.
La mariguana juega un papel
especial en la epidemia de la drogadicción. Es casi universalmente
la primera droga ilegal que usan los jóvenes. El adolescente que
rechaza la marihuana tiene buenas posibilidades de evitar cualquier otra,
incluyendo la cocaína o la heroína; por el contrario, si la
consume, se arriesga mucho más a usar otras drogas más peligrosas.
Por ejemplo, el 50 por ciento de los usuarios regulares de mariguana usan
también heroína. La mariguana se ha convertido en el umbral
de las drogas ilícitas en Estados Unidos. Los estudios más
recientes también han mostrado que todo un tercio de los norteamericanos
que prueban la mariguana, aunque sea una vez, terminan consumiéndola
diariamente.
LA DROGA DE LA ADOLECENCIA NO ES TAN INOCENTE
Uno de los mitos más desastrosos sobre las drogas es que la mariguana
es una droga "suave" y, por lo tanto, sin importancia. Gracias
a este mito la mariguana ha sido durante las últimas dos décadas,
junto con el alcohol y el tabaco, una de las principales amenazas a la salud
de nuestra nación. representa, desde mi punto de vista, la única
amenaza "nueva" a nuestra salud, y es más peligrosa aún
porque se presenta en una nación patéticamente incapaz de
manejarla.
Muchos norteamericanos han dicho durante veinte años que la mariguana
es relativamente podo dañina, y en especial durante los últimos
diez, muchos expertos han estado diciendo a padres e hijos que consumir
mariguana es una etapa normal de la adolescencia. Un adolescente resumió
esta idea añadiendo: "Los padres y los maestros deberían
dejar de ser tan estrictos sobre la mariguana. No es un problema grave.
Es una fase normal para los chicos que necesitan experimentado por sí
mismos". Otro adolescente me dijo: La mariguana no es una droga. Es
como los pantalones de mezclilla, parte de la vida". Aún más
preocupante fue que el primer informe de la Comisión Presidencial
sobre Mariguana y otras drogas publicado en 1971, tuviera por título:
"Mariguana: una señal de la incomprensión". La clara
implicación fue que la mariguana era sólo una diferencia de
opinión entre padres e hijos, una incomprensión generacional
y no una epidemia extendiéndose rápidamente y de consecuencias
destructivas de mucho alcance. Estas dos ideas (que la mariguana es poco
dañina y su uso es parte normal de la adolescencia) son las piezas
más peligrosas de la falta de información de nuestra sociedad.
Yo tengo cierta responsabilidad en este desconsolado panorama porque
hace diez años apoyé la descriminalización de posesión
de mariguana. Lo hice bajo bajo la errónea suposición de que
el consumo de dicha droga no era un problema grave y de que no teníamos
que emplear la amenaza legal de prisión para oponernos al uso de
la misma.
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