Jueves 3 de dic. de 1998

 









 

 


EDITORIAL
Contra la privatización del agua

Hoy, al llamado de organizaciones gremiales y cívicas la colectividad panameña marchará en protesta contra la privatización del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN), dejando sentado que tales actos privatizadores son un disparate, un equívoco, en el sentir popular.

El agua, que en nuestro país es abundantísima, constituye elemento básico para la conservación y desenvolvimiento de la vida social y natural; en el acontecer panameño, es el principal soporte de los esclusajes canaleros que trasladan quince mil barcos anualmente de uno a otro mar, generando divisas y ofertando empleos en el camino del desarrollo económico patrio.

El instituto del agua panameña tiene treinta y siete años de existencia; las deficiencias acumuladas y las imprevisiones renovadoras que se arguyen para justificar la entrega a empresarios privados son resultado de las administraciones sucesivas que fueron incapaces de programar y planear con certera prospectiva el rumbo de la entidad; responsabilidad que envuelve los veintiún años de mando férreo de la dictadura militar y su amanuense sumiso, el perredé.

Resulta grosero al sentir generalizado del panameño que Panamá, la verde, como dijera Vicente Blasco Ibañez, a su paso por nuestro país, sufra carencias hídricas, y deba someterse a los rigores mercantilistas de los que embotellan agua y la comercializan.

La experiencia privatizadora de la empresa telefónica INTEL se traduce en incrementos ciertos de la cuenta mensual, y la queja multiplicada de usuarios ofendidos; circunstancias que permiten recordar el ibérico refrán que reza "cuando veas arder las bardas de tu vecino, pon las tuyas en remojo". Es sentimiento popular que entregar el acueducto y el alcantillado a intereses empresariales encarecerá los servicios, y el desprotegido usuario panameño, soportará incrementos, alzas y costos ofensivos al presupuesto familiar.

La marcha de hoy debe contar con la asistencia multitudinaria de los vecinos que rubriquen claramente la negativa a tales manejos privatizadores, y con ella decirle a los funcionarios ideólogos de la medida que ésta no será aceptada, y recibirá la oposición decidida que la llevará al fracaso.

Si las autoridades de mando y decisión son capaces para gestionar préstamos y donaciones dirigidas a solucionar situaciones de menor importancia pública, bien pudieran dirigir esfuerzos para negociar la modernización de las redes hídricas y de aguas servidas; así como adoptar las medidas idóneas efectivas que impidan el fraude y el derroche del vital líquido.

El régimen perredé debe entender que frente a la privatización del agua, la decisión popular es NO, y el pueblo es el soberano en las democracias, y debe ser oído.

 

 

 

 



 

AYER GRAFICO
Panamá daba la apariencia de ser una ciudad norteamericana en 1912


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, atraso el trabajo de los demás


OPINIONES



 

 

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