MENSAJE
Trescientos kilos de maldad
- Hermano Pablo,
- Costa Mesa, California
Nacieron juntos y crecieron
juntos, desmedidamente. A los doce años de edad ya pesaban ochenta
kilos cada uno. A los veinte alcanzaron los cien. A los treinta, los mellizos
Pat y Pete Bondurant pesaban ciento cincuenta kilos cada uno. Pat y Pete
trabajaban conduciendo grandes camiones de carga, único trabajo
que les venía bien. Eran bebedores de cerveza y amigos de la riña
y las peleas.
Un día cometieron un crimen nefando. Violaron y mataron a una
muchacha. Fueron arrestadois, juzgados y condenados a prisión. La
gente, que siempre tiene su sabiduría, hizo este comentario: "Esos
mellizos nunca tramaron nada bueno. Los dos suman trescientos kilos de maldad".
Sin embargo, pregunto: Acaso tenía algo que ver el volumen de
sus cuerpos con el volumen de su felonía? Seguro que no. Una persona
puede ser grande y a la vez muy mansa. Y una persona pequeña puede
estar sobrecargada de maldad. El alma de un hombre grande, por otra parte,
puede ser muy chica, así como el alma de una persona pequeña
puede ser muy grande.
El tamaño del cuerpo, o el color de la piel, o si el pelo es rubio
o negro, o si la persona es rica o pobre, no tiene nada que ver con los
sentimientos del alma ni con la sensibilidad de la conciencia. Estos elementos
pertenecen al orden espiritual, no al orden físico.
Qué es, entonces, lo que empuja a un hombre a ser malo? Los pensamientos
de su mente, las disposiciones de su corazón. Y qué es lo
que hace que un hombre sea bueno? Es exactamente lo mismo: los pensamientos
de su mente, las disposiciones de su corazón.
Surge la pregunta: Cómo se controlan esos pensamientos de la mente
y esos sentimientos del alma? Eso lo determina el que denomina a la persona.
Si está dirigida sólo por el espíritu humano, siempre
será imperfecta. En cambio, si está dirigida por el espíritu
de Cristo, será una persona de paz: digna, sana y justa.
Cuando Jesucristo es Nuestro Señor y dueño, y cuando nosotros
nos sometemos totalmente a su señorío, ocurre algo maravilloso.
Es la transformación que la biblia llama "el nuevo nacimiento".
Esa nueva vida puede ser nuestra. Cristo quiere dárnosla. Sólo
tenemos que rendirnos a su señorío. Por qué no lo hacemos
hoy mismo?
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