Los consternados habitantes de Florencia, capital del departamento colombiano del Caquetá, se apostaron ayer desde primera hora en una larga fila para dar el último adiós a su gobernador, Luis Francisco Cuéllar, secuestrado y después asesinado en un crimen que el Gobierno atribuye a las FARC.
La capilla ardiente fue instalada en la sede de la Asamblea Departamental de Florencia, por donde siguen desfilado familiares, allegados y vecinos de Cuéllar.
"�Cómo es posible que tras haber sido secuestrado en varias oportunidades no se hubieran tomado medidas para evitar su muerte?", se preguntaban los congregados mientras esperaban.
Y es que el Gobernador del Caquetá, un ganadero de la región, había sido secuestrado hasta cinco veces. La última fue el pasado lunes, cuando un grupo de hombres vestidos con prendas militares irrumpieron en su vivienda mientras dormía.
El féretro con los restos de Cuéllar se cubrió con la bandera verdiblanca del departamento del Caquetá; y sobre él descansan su poncho y su sombrero, prendas típicas de esa región y que la víctima solía vestir.