Los ataques de la fuerza aérea Israelí sobre objetivos palestinos en Gaza han dejado resultados devastadores: más de 300 muertos y 900 heridos hasta ayer. Los habitantes de Gaza -que de por sí ya se hallaban en medio de una crisis humanitaria por razón de la falta de servicios básicos, medicinas y alimentos- ahora huyen en estampida hacia Egipto.
Lo peor de todo es que ha quedado descartada toda chance de un acuerdo de paz entre Israel y el gobierno palestino; que ahora ha sido suplantada por la posibilidad de que se registre una escalada de violencia que incluya a otras naciones y hasta organizaciones terroristas. Estos últimos podrían atacar objetivos israelíes en cualquier parte del mundo.
El gobierno de Ehud Olmert ha asegurado que se trató de una respuesta a los contínuos ataques de Hamas cohetes desde Gaza hacia Israel.
De hecho, los disparos de Hamas han causado pérdidas humanas y materiales desde hace meses. Pero lo devastador de este ataque israelí (100 toneladas de explosivos dejadas caer en los primeros bombardeos) no guarda proporción incluso con los asesinatos selectivos de líderes de Hamas a los que Israel nos tenía acostumbrados.
Esta vez, están literalmente barriendo a punta de bombas áreas densamente pobladas, a la vez que están impidiendo la entrada de ayuda humanitaria a la zona.
Todo indica que la tan ansiada paz en el Medio Oriente tendrá que esperar, porque los llamados de venganza contra Israel provenientes del mundo árabe no se han hecho esperar.
Hacemos un llamado al gobierno de Israel y al Palestino liderado por Hamas a que depongan las armas y den paso a la diplomacia y la negociación de una vez por todas, antes de que la pólvora se riegue por todo el Medio Oriente.