Dejando atrás la temporada navideña, el año viejo y las lluvias, volvemos a la época del año en que los panameños de todas las edades comienzan a volcarse en masa hacia nuestras playas, ríos y balnearios para tomar el sol, bañarse y compartir con la familia y amigos.
En esta época se conjugan las vacaciones escolares con los paseos grupales y la entrada del verano. Pero en muchas ocasiones, se escudriñan en la ecuación la conducta desordenada, el consumo excesivo de alcohol y las malas decisiones.
Es importante que en las playas y ríos, los padres tengan siempre a sus hijos pequeños a la vista, ya que para las mentes inocentes, chapotear en aguas desconocidas y adentrarse a las profundidades son tentaciones que cobran vidas todos los años.
Adicionalmente se suelen producir para estas fechas lesiones graves y muertes de personas que se lanzan en clavados de cabeza a los ríos sin percatarse antes de la profundidad, o si hay un fondo rocoso esperándolos.
Entrar al agua en estado de ebriedad es un error que puede ser fatal, como también puede serlo nadar en el mar en horas de la noche.
Los calambres con frecuencia son los cullpables de las muertes por ahogamientos. Para evitarlos es bueno estirar los músculos y calentar el cuerpo antes de entrar al agua. Igualmente, sabemos que chapotear con el estómago lleno puede causar congestiones con consecuencias mortales.
No podemos permitir que por un descuido o falta de responsabilidad nuestras familias inicien el año con una tragedia. Dosis saludables de prudencia y mesura dentro del relajo ayudan a evitar correderas, sustos, y a final de cuentas, funerales.