Ir a ver un partido de fútbol con traje ejecutivo está fuera de lugar; asistir a misa en pantaloncito corto es irrespetuoso, pero ir en chancleta y enrollada al trabajo no tiene nombre.
Las reglas de etiqueta son claras. Aquellas personas que, por la naturaleza de su trabajo deban proyectar elegancia por el trato al cliente, no pueden cambiar la norma, a menos que sea fin de semana o un evento especial.
En este renglón ubicamos a las personas (hombres y mujeres) que laboran como cajeros en bancos, a los que también atienden clientes en las empresas de telecomunicaciones y todo el personal que represente la imagen de la empresa, ya sea que esté detrás de un mostrador o fuera de él entregando pedidos o realizando visitas a otros puntos para promover marca, pero también podemos subrayar a aquellos que laboran en un ambiente miscelanio, es decir, esos trabajos donde hay que lidiar a los que no tienen nada y los que tienen mucho; los que viven en pobreza y los que viven en riqueza. Hay carreras que pueden ubicar a los profesionales en lugares de inmundicia y el lugares de mucho lujo. Por esta y muchas otras razones es que no se puede ir en chancleta y en rollos al trabajo. Nadie sabe cuándo tendrá una cita con el presidente de su país, mucho menos cuando asistirá a un club u hotel cinco estrellas para reunirse con empresarios.
No es que sea malo andar enchancletado. Reconocemos que es cómodo, pero tiene su lugar, su momento y su por qué. Ya el lugar y el momento lo mencionamos, en cambio, un porqué pudiera ser que es más sabroso y fresco trabajar dentro de esos almacenes de la Avenida Central de esa forma �Se imaginan una chica en tacones?
Si usted es de esas chicas que le gusta ir en chancleta, recuerde que la primera impresión es lo que se llevarán de usted cuando la vean así, aunque diga que son sandalias flat.